
El seleccionado colombiano debió batallar contra el arquero Carlos Lampe y su propia ineficacia para derrotar por la mínima a Bolivia, que se guardó a la mayoría de sus titulares para el partido del martes ante Argentina, con un penal mal sancionado por el brasileño Ricardo Marques. Colombia necesitaba ganar y lo hizo. Pero sin brillar.
De movida, nomás, Colombia salió a la cancha con la idea de hacer la diferencia. Los cafeteros manejaron la pelota y marcaron el ritmo del juego con James Rodríguez como conductor, secundado por Macnelly Torres y Luis Muriel. Por aquellos instantes, la postura de ataque del equipo de José Pekerman se contraponía con la cautela de los bolivianos, que casi no podían cruzar la mitad de la cancha.
Impulsada por esa vocación ofensiva, la selección colombiana tuvo dos situaciones claras en veinte minutos. La primera con un remate de Muriel y la segunda con otro de Mateus Oribe, ambas resueltas por el arquero Lampe. Pero de ahí hasta el fin de la primera mitad, a causa de su falta de profundidad, el dominio local se fue haciendo estéril, salvo por un cabezazo aislado de Cuadrado.
En el inicio de la etapa de complemento, Colombia volvió a retomar el dominio de las acciones. Pero todos sus intentos morían en el perímetro del área boliviana. Hasta que Lampe le tapó increíblemente un cabezazo a Bacca y luego el travesaño le privó el gol a Mina.
Al ver que el descuento no llegaba y los minutos se consumían en el reloj, Colombia comenzó a caer presa de los nervios. Pero el brasileño Marques le facilitó las cosas sancionando un penal inexistente que si bien Lampe se lo desvió a James Rodríguez, el colombiano llegó antes al rebote para anotar el tanto del triunfo.
El equipo de José Pekerman sumó tres puntos importantes para seguir soñando con el pasaje al Mundial 2018. Pero deberá mejorar en su juego para sustentarlo.