Ante Rosario Central, por la final de la Copa Argentina, el Millonario disputará su octavo encuentro de esta clase. Un título a nivel local sigue siendo la deuda del DT, que quiere clasificar a la Libertadores 2017 y piensa en Boca.

Con la vara siempre alta, desde su llegada al banco de River a mediados del 2014, Marcelo Gallardo no la tuvo nada fácil. Tomando la posta luego de que el histórico técnico Ramón Díaz le diese un nuevo título local al Millonario tras varios años de sinsabores, el Muñeco no se achicó y desde el vamos le dio una identidad ganadora al equipo. A dos años y medio de su desembarco en el Monumental, el método Gallardo sigue dando frutos y el jueves La Banda alcanzó la octava final desde que el DT asumió.

Al momento de ver su vitrina Marcelo Gallardo puede inflar el pecho con orgullo. En los primeros seis meses al mando River levantó la Copa Sudamericana tras superar a Atlético Nacional de Medellín. Luego, en los primeros meses del 2015, La Banda disputó la Recopa Sudamericana ante San Lorenzo y también hizo clink caja.

La Recopa fue la entrada de un año casi redondo, pues el primer plato consistió en la obtención de una complicada Copa Libertadores derrotando a Tigres de México y, tras el aperitivo de la Suruga Bank quitada de las manos del Gamba Osaka, llegó el Mundial de Clubes en Asia a finales de la temporada. El 2015 La Banda de Gallardo fue subcampeona del mundo ya que, tras llegar a la final de la cita mundialista, tropezó contundentemente 3 a 0 ante el Barcelona de Messi. Además, mientras se disputaba la Libertadores, en el calendario apareció la Supercopa Argentina pero esta no fue para Núñez sino para Huracán. Y este año volvió a jugar la Recopa y se la ganó a Independiente Santa Fe.


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En las siete finales registradas, el entrenador de cuarenta años se quedó con cinco y en dos ocasiones mordió el polvo. Al momento de hablar de materias pendientes, la voracidad ganadora de Gallardo sabe que anda un tanto anémica por a nivel local. La liga le fue esquiva desde el vamos, cuando en el Torneo Transición 2014 que consagró a Racing el Millonario terminó segundo pues se optó por la gloria internacional de la Sudamericana en vez del título argentino. Además, en ese partido único jugado en el interior del país frente al Globo del director técnico Néstor Apuzzo el tren de la gloria doméstica también pasó de largo.

Pero ahora la historia le dio revancha a Marcelo Gallardo. Tras superar a un tibio Gimnasia, River llegó a su octava final. La misma será ante Rosario Central, un adversario que en las últimas dos ediciones de la Copa Argentina le mostró el camino de salida. Si bien esta competencia era el principal objetivo en esta etapa del año, pues el campeón clasifica al repechaje de la Libertadores 2017, la turbulencia llegar de la mano del Superclásico del domingo 11 de diciembre ante Boca. De momento no hay confirmación oficial, pero se baraja la chance de que la finalísima ante el Canalla sea el jueves 15. En ese caso dentro de la cabeza de Gallardo estará en quemar naves o no ante el eterno rival en una liga que tiene para rato.

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