En poco tiempo, lo que era un mundo de rosas se tiñó de oscuridad. ¿Qué pasó en River Plate? La relación entre Martín Demichelis y el plantel sufrió sus primeros resquebrajos, el hermetismo se rompió y de repente estalló la crisis. Estragos de una eliminación, errores de aprendiz y el ego -ganado- de quienes llevaron al Millonario a lo más alto en Madrid.
River perdió con Vélez en el "peor partido del ciclo", según calificó el propio entrenador. Futbolistas sin respuestas dentro del campo y un técnico totalmente abatido en conferencia de prensa. La adrenalina no permite pensar con claridad y Demichelis, en el ojo de la tormenta por los malos resultados, desliza frases fuertes para con sus futbolistas. Pero la cosa venía de antes.
El motivo del quiebre habría sido una reunión en off que Micho mantuvo con periodistas. Allí, el DT habría puntualizado en ciertos futbolistas con los que no estaba conforme, y habría remarcado en que a fin de año debía producirse la famosa 'renovación'. ¿Quiénes caerían en esa limpieza? Franco Armani, Milton Casco, Jonatan Maidana, Enzo Pérez, Bruno Zuculini y Nacho Fernández.
Los jugadores se enteraron y esa fue la gota que rebalsó el vaso de una relación que tampoco estaba en los mejores términos, pese a que hace algunas semanas lo que primaba era la banca del plantel hacia el primerizo entrenador, plasmado en los festejos de gol en los que Enzo Pérez, capitán, referente y emblema de este equipo, iba directamente a abrazarlo.
Son dos las razones principales que hicieron desgastar el vínculo. Contrariamente al estandarte principal de la era Gallardo, donde lo que pasaba en el vestuario no salía de allí. A los futbolistas, acostumbrados a ese modo de conducción, no les gusta que desde la llegada de Demichelis eso haya cambiado y ciertas internas trasciendan y que el propio DT sea el que a veces cuenta cosas de más.
En segundo lugar, la constante rotación del técnico. En su defensa, River armó un plantel para ganar la Libertadores por lo que en cantidad y calidad le quedó demasiado amplio, incluso a pesar de las partidas en el último mercado de pases, sobre todo del medio del campo para adelante.
Claro, así como los éxitos tapan, los fracasos agrandan todo. Es así como la temprana eliminación de la Copa Libertadores movió la estantería en un club que parecía estar en paz. Perder con Inter fue una sorpresa, pero los errores que dentro de la cancha se le recriminan a Micho ya se veían antes de la tragedia deportiva.
Malos planteos, cambios insólitos, falta de solidez defensiva, la no corrección de la pelota parada en contra -el gran déficit de este River, aunque acarreado desde la era Gallardo- y un equipo que flaqueaba de visitante. La fase de grupos de la Copa había evidenciado todo eso, pero la agónica clasificación a octavos y la arrasadora consagración en la Liga lo maquillaron. Ya sin Libertadores, no quedó otra que enfocar la lupa.
Quizás otro error que antecedió a los propios del DT fue la de querer imponer un proyecto sin todas las herramientas. Demichelis no solo llegó sin experiencia como director técnico de un primer equipo, sino que sin pisar el país -en términos futboleros- en 20 años. A eso se le sumó un cuerpo técnico casi improvisado y primerizo, armado con ex jugadores del riñón como Pinola y Lux.
Es que el ex defensor fue el fetiche del presidente Jorge Brito desde el día uno de su gestión. Pero el Monumental no permite pasantías, incluso cuando la espalda de los logros conseguidos en la era más exitosa te dan un margen de maniobra que en otros tiempos no sería posible.
Un semestre largo, sin el principal objetivo del año, hinchas enojados e impacientes y un DT apuntado por todos lados, incluso por su propio plantel. Un cóctel letal. Pero a veces las crisis pueden ser puntos de partida. Los referentes se reunieron con Demichelis, aclararon las cosas, y desde adentro aseguran que a partir de ahora será tirar adelante y remontar la situación.
Eso sí, de ambas partes tendrán que ceder. Sí realmente se limaron asperezas y hay mancomunión, eso se verá con el correr de los partidos. Lo cierto es que después de ocho años y medio donde la paz primó, incluso en los momentos deportivos más duros, el Millonario se reencontró con el popular 'cabaret'. Y tan solo un mes después de haber sido campeón y bautizado como 'River Munich'.