Por Eliminatorias, Argentina jugó ocho encuentros en esa cancha. Ganó tres, empató otros tres y cayó dos veces. Las derrotas fueron en los caminos a los mundiales del '70 y '86. Desde entonces no perdió: regresó con triunfos en tres oportunidades —camino a Estados Unidos '94, Corea y Japón '02 y Alemania '06— y con empates en las clasificaciones a Francia '98, Sudáfrica '10 y Brasil '14.
Contra Perú, en el Estadio Nacional, Argentina no pierde hace 31 años.
Hubo algunos encuentros que marcaron la historia del seleccionado argentino. En septiembre del 2004, semanas después de ganar los Juegos Olímpicos de Atenas, Argentina fue a Lima a jugar un partido clave en la búsqueda para llegar a Alemania. El equipo fue una tromba. Bailó a Perú, desplegó un juego sublime y trajo una victoria por 3-1. En el vestuario, esa noche, los jugadores revolearon las remeras. Bielsa los miró en silencio. Diez días después, comunicó su renuncia. "Me quedé sin energías", dijo. Esa fue la última función del Loco con Argentina.
En 2008, Alfio Basile llegó a la capital peruana con sus dos actores estrella: Juan Román Riquelme y un emergente Lionel Messi empezaban a socializar en la cancha. Argentina dominó el partido durante 92 minutos. Hasta que una corrida maratónica de Juan Vargas terminó en un centro para Johan Fano para igualar el partido en el último minuto. El Coco, de a poco, empezó a cocinar un caldo que se comió Diego Maradona.
La última vez, camino a Brasil, Gonzalo Higuaín —el goleador al que esta noche mirarán con lupa— salvó el punto. Después, el partido cayó en un pozo.
Pero también hay una historia trágica. En el preolímpico para Tokio 1964, Argentina fue a jugar a Lima con Roberto Perfumo como líder del equipo. Ganaba 1-0. Faltando 5 minutos, los peruanos convirtieron un gol para empatar. Pero el árbitro Ángel Eduardo Pazos, convencido por los reclamos del Mariscal, anuló el tanto. Todo se descontroló: los hinchas invadieron la cancha, los policías soltaron a los perros, el encuentro se suspendió. Una vez fuera del estadio, los fanáticos empezaron a saquear negocios y romper todo lo que veían. El hecho se conoce como la Tragedia del Estadio Nacional.
Edgardo Bauza quiere evitar la tragedia futbolística. Conoce bien Lima. Dirigió a Sporting Cristal entre 2004 y 2005. Todavía lo recuerdan con cariño. Apenas aterrizó, le hicieron un homenaje. Ahora busca conseguir su primera victoria afuera del país. Y ahí Argentina y el Patón se sienten locales.