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En 1978, River le arruinó el Campeonato Metropolitano a su eterno rival, con un 1-0 obra del ahora entrenador de Platense. Aquel certamen quedó en manos de Quilmes, el único obtenido en su historia
- Hasta ese momento, Ángel y Omar habían sido los únicos padre e hijo en marcarle a Boca. Después se sumaron Jorge y Gonzalo Higuaín.
- Ángel estuvo presente en el Monumental.
- Vaselina de Rojas, ese puñal que se clavó en la Bombonera
El apellido Labruna tiene alma riverplatense. Sobre todo por Angelito, símbolo millonario como futbolista y como entrenador, y máximo goleador de la historia del Superclásico. Pero Omar, actual entrenador de Platense, también se dio el gusto de definir un encuentro frente a Boca, como tantas veces hizo su padre.
Eso ocurrió el domingo 15 de octubre de 1978. Los dos guardaron a sus titulares, porque dos días después debían enfrentarse por la Copa Libertadores, entonces Omar Labruna, con 21 años, tuvo su chance como titular en la formación alternativa armada por Angel Labruna, la cual incluyó a otro prócer del club: el por entonces juvenil Ramón Díaz, con quien Omar trabajaría años después en el cuerpo técnico de River.
A cinco fechas del final del Campeonato Metropolitano, River aparecía lejos de la conversación grande -terminó en la sexta posición- y Boca, en cambio, peleaba por el título mano a mano con Quilmes. Por lo tanto, el resultado (1 a 0 para los locales en el estadio Monumental) fue clave para el desenlace del torneo, que quedaría en manos del Cervecero con un punto de diferencia sobre el equipo dirigido por el Toto Lorenzo.
A Omar Labruna, un mediocampista zurdo, criterioso con la pelota y de buena pegada, no le faltaban condiciones. Había pasado por las categorías juveniles del club y esperaba demostrar que podía estar a la altura del reto de jugar en Primera División. Eso sí: arrastraba el peso de ser “el hijo de...” y no era una carga liviana. Había una lupa más grande para analizar sus actuaciones, pero en aquella oportunidad ganó el desafío personal y experimentó un momento que seguramente tendrá presente toda su vida.
De tiro libre, promediando el primer tiempo, la zurda de un Labruna ejecutó con precisión y su remate, tras superar la estirada del arquero Osvaldo Santos, motivó el festejo de River en un choque contra Boca. El otro Labruna, el mayor, el padre, lo celebró desde el banco. Y cuentan que no pudo aguantar la emoción y que lagrimeó por el gol de su hijo.
La síntesis de aquel partido:
RIVER 1 BOCA 0 (15 de octubre de 1978)
RIVER: Luis Landaburu; Francisco Azzolini, José Luis Pavoni, Horacio Rodríguez, Pablo Comelles, Omar Labruna, Daniel Lonardi, Ramón Díaz, Emilio Nicolás Commisso, Héctor Sosa y Rubén Horacio Galletti. DT: Angel Amadeo Labruna.
BOCA: Osvaldo Santos; José María Suárez, José Luis Tesare, Hugo Alves, Ricardo Alonso, Carlos Veglio (Carlos Alvarez), Carlos Squeo, Abel Alves, José Luis Alvarez, Armando Mario Husillos y Carlos Rodríguez (José Luis Saldaño). DT: Juan Carlos Lorenzo.
GOL: 23’ Omar Labruna (R).
INCIDENCIA: 70’ Landaburu (R) le atajó un penal a Squeo (B).
ARBITRO: Alberto Ducatelli.
ESTADIO: River.
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