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Independiente dio otra gran exhibición como visitante y venció a Newell's por 4 a 2. Fabricio Bustos, Rigoni y Gigliotti, en dos ocasiones, señalaron los goles. Así los de Holan revitalizaron sus chances en la pelea por entrar a la Libertadores y le dieron una mano a Boca, que sacó más ventaja en la punta. Scocco, de penal, y Maxi Rodríguez convirtieron para el local.
Un desconocido Newell‘s chocó contra la implacable versión de Independiente como visitante, y el que festejó fue Boca. En Rosario, por la 23° fecha del torneo de Primera División, el equipo de Ariel Holan ganó 4 a 2 y alejó a los rosarinos de la punta de la tabla.
Fabricio Bustos inauguró el marcador a los 2 minutos del primer tiempo para la visita, mientras que Ignacio Scocco, a través de un penal, igualó las acciones a los 19 del mismo período para el dueño de casa. Emiliano Rigoni, a los 2 minutos del complemento, volvió a colocar en ventaja al Rojo, en tanto que Emmanuel Gigliotti, a los 26 y 31 minutos, amplió en favor del cuadro de Avellaneda. Maximiliano Rodríguez descontó a los 46 para el “Leproso”.
Independiente volvió a tener una contundente actuación fuera de Avellaneda, condición en la que suma cinco triunfos al hilo y -estadísticamente- es el mejor equipo del torneo. Tras un primer tiempo parejo, el equipo de Holan encontró su mejor rendimiento en el complemento y fue letal cada vez que atacó. Incluso pudo haber ganado por una diferencia mayor, a raíz de un gol mal anulado a Gigliotti por una posición adelantada que no existió.
Newell's, que venía entonado, fue reducido a cenizas por la gran demostración de su rival. Si bien en el primer tiempo complicó a la defensa del Rojo, especialmente cuando volcó el juego por el sector derecho del ataque, el tempranero gol visitante que desniveló el tanteador en el inicio de la segunda mitad fue un golpe que el cuadro de Diego Osella no logró superar.
El triunfo coloca a Independiente en una posición expectante de cara a su intención de pelear por un ingreso a la próxima Copa Libertadores, y le da una fuerte inyección anímica a una semana del clásico ante Racing.