Después de la hora más difícil de la historia, le tocó a
Omar De Felippe regresar al equipo a Primera. Fue un camino traumático, con dificultades aumentadas por exigencias desmedidas de un público que entendía que Independiente debía "ascender sin sobresaltos". Y es que, desde antes de aquella época, la gente no advirtió que el club, por efecto de los continuos desmanejos dirigenciales, había dejado de ser lo que alguna vez fue. La exigencia nunca bajó la vara, se ubicó siempre a la altura de los viejos tiempos, y se transformó en un karma que afectó todos los procesos.
De Felippe logró el objetivo pero se quedó sin crédito "por su falta de brillantez o virtuosismo". Llegó otro desconocido, de la camada joven, como Jorge Almirón; hubo progresos desde la oferta futbolística, también se redondeó una gran campaña en el regreso al escenario mayor, pero tampoco lo respaldaron. Le llegó el turno a
Mauricio Pellegrino que incrementó la efectividad en torno a la cosecha de puntos, pero como el equipo falló en algunos partidos clave, también se eligió interrumpir el proceso (cumplió el contrato pero antes de ello ya habían resuelto no renovárselo). Fue la hora de abrir las puertas a Gabriel Milito, referente de la historia contemporánea del club y con un supuesto margen más amplio para la prueba y error; no fue así: cuando los errores superaron a las pruebas, le dejaron sin ganas de seguir intentando.
LEA MAS. Poco tiempo después de alejarse del Rojo, De Felippe fue campeón en Ecuador, Almirón le hizo dar la vuelta olímpica a Lanús y Pellegrino le ganó a Barcelona a poco de asumir como DT de Alavés.
A esa magnitud de histeria deberá hacerle frente Holan, un entrenador que llega desde un pago diferente a los habituales. Ni histórico del club, ni campeón, ni de fuerte personalidad, ni veterano en el oficio. Al igual que Almirón, Pellegrino y Milito, es hincha de Independiente pero, a diferencia del resto, llega apuntalado por un moderno y revolucionario sistema de trabajo, nutrido con varios elementos que captó en el hockey, deporte en el que fijó sus bases de entrenador.
Defensa y Justicia, con un presupuesto muy limitado para comprar jugadores, fue su primera experiencia oficial. Y pronto encontró resultados que le permitieron ganarse un lugar de privilegio entre los analistas especializados. De hecho,
con el Halcón eliminó al Rojo de la Copa Argentina en el debut de Milito. Todos los jugadores que han integrado el plantel de Defensa, en la primera y en la segunda temporada, hablan maravillas de su don de gente y su manera de dirigirse al grupo con un lenguaje claro y conceptos que se asimilan fácilmente.
Holan, además de su habilidad para
obtener el diagnóstico preciso y el tratamiento adecuado, tendrá que hacerse cargo de un grupo que ya lleva un par de temporadas juntos. Se conocen todos a la perfección. Con esfuerzo y lucidez, de un lado y del otro, Independiente puede llegar a dar los pasos necesarios como para asegurar que volvió a caminar. Los ingredientes para que los hinchas renueven su ilusión y se animen a creer desde un apoyo incondicional que entienda que son otros tiempos, están sobre la mesa. A cocinar; hambre, sobra.
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