Disminuido por la rotación pero con una saludable idea de buscar siempre por abajo,
en el estadio Centenario, por la tercera fecha del torneo de Primera División.
Para analizar este partido, es necesario marcar que Independiente preservó a Martín Campaña, Gustavo Toledo, Víctor Cuesta, Jorge Ortiz, Diego Rodríguez, Emiliano Rigoni y Diego Vera. Si bien el visitante se resintió porque sus reemplazantes lógicamente no tienen idéntica jerarquía, uno de los puntos más importantes fue que la idea del equipo fue la que pretende Milito.
En ese sentido, se vio a un Independiente que trató en la primera etapa de construir juego asociado, utilizar todo el ancho del campo, aun sin tener a los mejores intérpretes disponibles. Salvo por pinceladas de Martín Benítez y Ezequiel Barco, el Rojo llegó claramente hasta tres cuartos de cancha, pero le faltó el pase final. Encima, no tuvo peso en ofensiva porque se notó que Lucas Albertengo estaba falto de fútbol en su vuelta a la titularidad tras la rotura de ligamentos cruzados en una de sus rodillas.
Por su parte, Quilmes se mostró ordenado con dos líneas de cuatro bien pegadas y dos delanteros movedizos como el Ruso García y Federico Andrada. Con estas recetas, no se vieron muchas situaciones claras: la más peligrosa fue una muy buena tapada de Gonzalo Rehak, el debutante arquero de Independiente, después de un remate de Andrada.
En el complemento, Quilmes aprovechó la primera ocasión que tuvo: después de un córner, García controló el balón y metió una media vuelta que terminó en gol después de un desvío en un rival.
Rápidamente, Milito apeló a un doble cambio para ganar en profundidad: adentro Rigoni y Vera en lugar de Blanco y Albertengo. El Rojo mostró una mejoría ya que tuvo un creador más en ofensiva y el uruguayo exigió más a la defensa que el exdelantero de Rafaela.
En primera instancia, una nueva combinación de Barco y Benítez casi termina en gol del misionero, pero su remate dio en el palo. En la jugada siguiente, Tagliafico metió un buen desborde por izquierda y su centro atrás fue bien definido por Rigoni para conseguir la igualdad.
Con este escenario,
los últimos diez minutos fueron un monólogo de Independiente, instalado en campo rival rival, intentando progresar con pases asociados, aunque sin poder abrir a un Quilmes ordenado.
El relato y las estadísticas del partido
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