Las cosas están mal en Independiente. Los números hablan por sí mismos: de diez partidos jugados el Rojo sólo ganó en una oportunidad, en la jornada inicial y como visitante, igualó seis y perdió tres con el de esta tarde ante Estudiantes.
Más de una vez los socios y simpatizantes mostraron su malestar en el Libertadores de América, pero esta vez estuvo a punto de estallar la caldera del diablo. Incluso muchos hinchas se quedaron hasta varios minutos después del final del partido para exigir la renuncia de Fabián Domán y la comisión.
Claro que tampoco se salvaron los futbolistas que fueron despedidos con una silbatina estruendosa y durante los 90 minutos reglamentarios, más el tiempo adicionado, fueron víctimas del fastidio de la parcialidad del equipo de Avellaneda, que no da más.
Independiente, que no juega copas internacionales, suma nueva unidades al momento y se ubica en la posición 23 entre 28, muy cerca del fondo de la tabla. El miércoles visitará a Rosario Central, probablemente con nuevo entrenador, y si no gana, el sábado venidero, en el clásico ante Racing como local, la presión será muy intensa para un equipo con varios jóvenes, que no logra encarrillarse.
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