Fútbol
Todavía, aunque usted no lo crea, hay posibilidades de consagrarse campeón pero a este inentendible e histérico River no le cae la ficha. Ramón, con esa mística que solo él tiene, invita a la ilusión del hincha.
La famosa "Suerte del campeón" le sigue guiñando el ojo a River y "no deja en banda a La Banda". A la suerte hay que llamarla, es sabido, o por lo menos siempre es bueno hacer méritos para que una sorpresa inesperada aporte lo suyo en una alegría propia. De ser por las últimas actuaciones, el Millonario demuestra que le falta la actitud para ya quedarse de una vez por todas con el campeonato que, seguramente para los más pesimistas, no le corresponde a este timorato equipo de Ramón. Esto, en los buenos tiempos, no pasaba.
Tal es la falsedad futbolística del elenco riverplatense que a esta altura del certamen el hincha no sabe, increíblemente, cuál es el verdadero equipo del Pelado. La moneda tiene dos caras: la faceta arrolladora que ante Rafaela no perdonó ningún error rival o el inentendible equipo que en la Paternal jugó al pelotazo en una cancha con espacios reducidos. Los empates, como siempre, en estas instancias duelen y de las derrotas mucho no se puede hablar ya que desde que Ramón volvió a pisar Núñez, eso es cosa vieja. San Lorenzo, Newell's y Argentinos fueron los únicos irrespetuosos que se animaron a borrarle de mala manera el "je" del rostro a Ramón Díaz para ahora estar lamentándose por los porotos perdidos o entregados tontamente.
El conformismo puede aparecer en escena y decir "bueno, con este plantel otro técnico terminaba décimo en la tabla". Pero esto es River y con el técnico más ganador de la historia otra vez en casa la única verdad es que se debe ganar y comerle los talones a cualquier adversario. Igual, hay que darle la derecha al riojano quien sigue demostrando tener esa aura protectora y esperanzadora que todo lo puede y cambia. Todavía queda una esperanza, un rayito de luz que por buena suerte no se quiere ocultar. A todo o nada, a ganar o ganar. Las rarezas del fútbol, "tujes", o como se llame, está. Ya le puso varias piedras en el camino a Lanús, lo hizo últimamente con Newell's, y revisando el archivo de la memoria colectiva del verdadero hincha el gestito que se mandó Ramón Díaz en casa del eterno rival (el del "yo no") parece estar diciéndole a ese misterio bien "Sacherista": "yo y River no nos vamos a caer".
El conformismo puede aparecer en escena y decir "bueno, con este plantel otro técnico terminaba décimo en la tabla". Pero esto es River y con el técnico más ganador de la historia otra vez en casa la única verdad es que se debe ganar y comerle los talones a cualquier adversario. Igual, hay que darle la derecha al riojano quien sigue demostrando tener esa aura protectora y esperanzadora que todo lo puede y cambia. Todavía queda una esperanza, un rayito de luz que por buena suerte no se quiere ocultar. A todo o nada, a ganar o ganar. Las rarezas del fútbol, "tujes", o como se llame, está. Ya le puso varias piedras en el camino a Lanús, lo hizo últimamente con Newell's, y revisando el archivo de la memoria colectiva del verdadero hincha el gestito que se mandó Ramón Díaz en casa del eterno rival (el del "yo no") parece estar diciéndole a ese misterio bien "Sacherista": "yo y River no nos vamos a caer".
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