Nadie le avisó a la Avenida Corrientes que es la una y media de la mañana. El ritmo parece el de una tarde en un día laborable. Pero no hay hombres de traje ni pasos apurados. Hay gente feliz. En familia, de la mano, con gorras, banderas y remeras rojas y blancas los hinchas peruanos copan el Obelisco. El ritual futbolero que tantas veces vieron desde que viven en el país, pero "desde afuera", esta vez es suyo. Perú volvió al Mundial después de 36 años y, ellos, en Buenos Aires hacen su propia fiesta.
En Argentina viven más de 160 mil peruanos. Sesenta mil de ellos están radicados en Capital Federal. La madrugada del jueves una pequeña porción acaparó el emblema de la ciudad. Aproximadamente 500 personas fueron parte de la procesión y del festejo. Julio, por ejemplo, es estudiante. Tiene 23 años y nunca había visto a su Selección en un Mundial. “Tengo que rendir un final el viernes, pero igual estoy acá. No lo puedo creer”, dice. Gladys, que lo acompaña a pesar de que tiene que levantarse a las ocho de la mañana para trabajar, también está feliz: “Este sueño lo hemos tenido siempre. Es una mezcla de felicidad y nostalgia, pero estamos aquí festejando el ser peruano”.
Un grupo se subió a las rejas que rodean el Obelisco y empezó a cantar. Desde el himno nacional hasta un recordatorio especial a Chile, que no pudo clasificar. Cada uno tiene su camiseta con la banda roja cruzada de izquierda a derecha. El nombre de Paolo Guerrero es el más repetido en la espalda de todos. De repente comienzan a volar unos fuegos artificiales, se suma más gente. Vienen a pie, en moto y, otros tantos, en camionetas.
Llegan a la plaza con unas bolsas blancas que tienen latas de cervezas: se las reparten, las abren y festejan. Algunos se ponen a bailar mientras suena cumbia. Flamean las banderas rojas y blancas. Una familia quiere mostrar su bandera a como de lugar. Son cinco. Tres hombres y dos mujeres, la familia Chumpitaz (“Como el jugador de fútbol”, dice) de Huaral, al norte de Lima. La señora más grande se emociona, pero abre sus ojos negros y estira la bandera lo más que puede para que se vea.
Esta vez los hinchas argentinos fueron acompañantes de un festejo que se dio en el propio corazón de Buenos Aires. Ajeno, quizás, para muchos que no son futboleros. No obstante, en la previa del partido entre los dirigidos por Ricardo Gareca y Nueva Zelanda había un espíritu de empatía con la causa peruana.
Tal vez haya sido por la presencia de un entrenador nacional o por el recuerdo del apoyo en la guerra de Malvinas. Incluso pudo ser por la cercanía que existe entre los pueblos por el General San Martín. Más allá de las causas, la realidad es que hubo gritos a la tele, puñito al aire en el gol de Farfán y una gran movida en redes sociales. Incluso, Perú -con tilde- se convirtió en la primera tendencia de Twitter en Argentina, mientras que Peru -sin tilde- fue la segunda.
De esta forma, mientras el hincha argentino se fue a dormir contento por la clasificación, en la madrugada hubo una fiesta. Lógicamente tenían mucho para gritar, para festejar y para enorgullecerse de su Selección. Y debían hacerlo porque Perú va a estar en el Mundial.
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