Es que un equipo sin fútbol, sin alma, sin respuestas, enciende todas las alarmas en Racing, porque con un punto de los últimos quince, Merlo vuelve a quedar en el ojo de la tormenta, sabiendo que el clásico del domingo, frente a Boca, puede ser determinante para el hombre de la estatua.
Está claro que el tema no es Merlo. Porque más allá de las equivocaciones del entrenador, los que no están a la altura de las circunstancia son los jugadores, que no ni siquiera muestran el amor propio que se necesita para salir de una crisis como la que están atravesando.
Es que en lo que va de la temporada, ya pasaron cinco técnicos: Luis Zubeldía, Fabio Radaelli, Carlos Ischia, Nacho González y el propio Mostaza. También tuvo que armar sus valijas el manager, Roberto Ayala, que se encargó de conformar el plantel, y por los altibajos futbolísticos, estalló el año pasado una crisis política que derivó en los alejamientos, obligados, de Cogorno y Molina, las principales autoridades.
Entonces, en un momento, Merlo logró cambiarles el "chip", como se dice ahora, para sacar de terapia intensiva al equipo con una sucesión de resultados positivos en el certamen anterior. Pero ni siquiera los éxitos del verano pudieron consolidar la confianza de este Racing, que luce vencido, derrotado, sin respuestas anímicas, que en medio de la tormenta agigantan los obstáculos para salir adelante.
Por lo general se dice que se va el técnico porque no se pueden ir los 30 jugadores del plantel. Y ahora, esta coyuntura, pone en jaque el futuro de Merlo, que no ha mostrado muñeca para encontrarle la vuelta a la Academia en esta etapa.
De acuerdo al pensamiento de los dirigentes, "a Merlo nadie lo va a tocar, él es Racing", como dijo Roberto Torres, uno de los encargados de manejar el fútbol profesional, pero los resultados valen más que un título, conseguido hace trece años, ni una estatua.
Entonces, si Racing no logra ponerse de pie en el clásico del domingo (en el Cilindro) frente a Boca, el propio Mostaza podría dar el paso al costado. Es que en este momento de Racing no está en juego el prestigio de Merlo, ni el futuro político de Blanco, el actual presidente. Esta campaña puede llevar al peor de los escenarios, en el corto o en el mediano plazo.
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