San Lorenzo jugará ante Atlético Paranaense en el moderno e imponente estadio mundialista Arena da Baixada. Pero además del rival, el equipo de Diego Aguirre tendrá un componente más en el encuentro por la Copa Libertadores: el césped. Es que la cancha del equipo brasileño hace un año que cuenta con esa clase de superficie luego de una autorización de la FIFA, pero que tiempo después fue revocada por la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF).
En febrero de 2016, el presidente del club Luiz Sallim Emed presentó el proyecto con avales internos para que ese escenario se convirtiera en el primero de todo Brasil en dejar el natural. Entre los argumentos presentados ante el organismo internacional estaban los costos elevados y la presencia de un río subterráneo.
Para 2014, a poco de comenzar el Mundial y con un estadio muy retrasado, se debía utilizar un “sol artificial” para que el pasto pudiese crecer con normalidad debido a que la luz natural no irradiaba lo suficiente para nutrirlo.
“El club utiliza una máquina, pero el costo es 25 mil dólares por mes. Por lo tanto, el club calcula un ahorro de 300 mil dólares al año”, se explayaba el dirigente en una entrevista al medio GloboEsporte.com.
A la poca presencia de sol se le sumó la existencia de napas que volvían al suelo húmedo, por ende, muy desparejo y fácil de desprenderse en acciones de fricción durante los entrenamientos y partidos. También, el techo retráctil impedía que esa humedad se pierda.
Tras el pedido, la FIFA sometió al campo a varias evaluaciones, como la circulación de la pelota, el rebote y el agarre. Pruebas para notar si podía asemejarse al natural. A la vez, se analizaron muestras en laboratorios autorizados.
Fue tal la perfección, que la entidad lo catalogó como FIFA Quality Pro, es decir que la calidad del césped artificial del Arena da Baixada tiene la seguridad, longevidad, mantenimiento, estética y una base portante sólida.
“Salvo con amigos, nunca jugué en una cancha así”, comentó Nicolás Navarro, arquero del Ciclón, en diálogo con radio La Red, sobre el césped instalado por Italgreen, una de las nueve empresas autorizadas por el organismo internacional.
A pesar de la homologación, a partir de 2018 el Paranaense deberá desmontar toda la estructura debido a una prohibición de la CBF determinada en febrero de este año e impulsada por varios clubes locales, como el Vasco da Gama. Entre lo detallado por la confederación está la mudanza de localía que hacen varios equipos hacia canchas utilizadas para el Mundial y que cuentan con sintético.
"Vamos a buscar revertir la prohibición. El Atlético no va a aceptar eso, porque el césped sintético está homologado, autorizado y aprobado por la FIFA", sentenció un furioso Sallim Emed.
El organismo, en varias publicaciones realizadas en su página web oficial, sostiene que “gracias a su resistencia en condiciones climáticas adversas y al aumentar la frecuencia del uso, se convierte en la mejor alternativa al césped natural”.
En una entrevista para FIFA.com, el profesor en Medicina Deportiva, Jan Ekstrand, quien realizó un extenso informe sobre la calidad de la superficie, aseguró: "El riesgo global de lesiones es el mismo en ambas superficies".
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