Luego, reconoció: "Mi ídolo máximo es Martín Palermo, el tipo que más satisfacciones me ha dado, el que más se metió en mi corazón, con partidos inolvidables, increíbles. Esos partidos duros que por ahí costaba, nos dominaba el rival y aparecía el Martin de los milagros y nos regalaba esos triunfos. Martín, por lo menos para mí, es el que más satisfacción nos ha dado".
Jorge recuerda con alegría su infancia y adolescencia en la cancha de Boca, y esas imágenes lo llevan a la actualidad y a tomar contacto con el molesto tema de la violencia, y su negativa presencia en el fútbol, como un cáncer que va arruinando lo que era una fiesta.
"Jugaba Rattín, yo tenía siete años y me llevó mi viejo de la mano. Recuerdo que íbamos con mi mamá que iba a la platea de mujeres y mi papá iba a la de socios, y a mi papá lo llevó mi abuelo... es una cuestión de tradición familiar. Me da mucha bronca no poder ir a la cancha de River. No sé qué nos pasó en el medio, yo he ido a la cancha de River, a la platea Belgrano y nunca pasaba nada... Me parece una locura lo que pasa ahora. El fútbol es el deporte más lindo, el más popular. Cómo no va a ir la familia... Algo se tiene que hacer", dijo.
Jorge se reconoce como un 9 oportunista, un pescador, como se decía antes, en los tiempos en que los delanteros no andaban corriendo defensores hasta el área propia. "También fui arquero, por que viví la época en la que el Loco Gatti era todo un espectáculo. En aquellos tiempos cuando iba a la Bombonera me ponía detrás del arco para ver a Gatti", rememoró.
Por último, y frente al superclásico, Jorge rescata el espíritu xeneize. "Nuestros ídolos son Hrabina, el Chicho Serna, el Ruso Ribolzi, Cascini, Blas Armando Giunta... Todos esos tipos que, eventualmente, no tienen problema en llevarse un resto óseo del rival cuando la situación lo amerita", aseguró. ¿Le dará una alegría su queridísimo Boca Juniors el próximo domingo?