Tal como estaba previsto, el termómetro se animó a superar la marca de los 30 grados y, con un cielo de celeste impecable, el verano dijo finalmente presente en la costa argentina, que vivió un lunes pleno de sol y con una temperatura que, por momentos, cobró ribetes de agobiante.
Claro que junto al mar y gracias al viento que sopló del norte (con cierta intensidad) los momentos más cálidos de la jornada se hicieron llevaderos y con una invitación permanente a disfrutar de la playa en todo su esplendor.
Bronceador en mano, sombrilla al hombro, heladeritas y matero, todos elementos que formaron parte de la verdadera postal de las vacaciones, cuando familias enteras, grupos de amigos y parejas, invadieron las calles de la ciudad para ir en busca del destino elegido la noche anterior, cuando todo se había planificado cuidadosamente.
Y es que el buen tiempo se había hecho esperar desde el arribo del 2015. Todo el calor con que se despidió el año anterior, se había tomado un descanso y, aseguran, para tomar envión y regresar con más fuerza en lo que le queda a este enero recién nacido. El domingo, que había ofrecido un fabuloso sol (aunque con aire frío y apenas 20 grados de temperatura) había servido como ensayo general para este lunes casi perfecto; y decimos 'casi' porque muchos hubieran preferido 'un poco menos de viento', como dijo don Luis, quien explicaba que 'así se hace más difícil jugar al tute cuando empieza a caer el sol'.
Sin embargo, para los más jóvenes -y no tanto- ya no existieron excusas para mantenerse alejados de las olas. El agua del mar, que el domingo daba la sensación de estar un poco más cálida (tal vez por el aire frío que soplaba en la superficie) ayer pareció algo más fresca, algo que terminó de ser ideal para los que, después de un rato de sol abrasador, encontraban en cada zambullida, la posibilidad de retemplar el cuerpo y refrescarse a modo de alivio.
Es cierto que el lunes mostró un poco menos de gente que el domingo, debido a que muchos turistas habían llegado por el fin de semana para preparar las vacaciones que arrancarán, definitivamente, a partir de la segunda quincena. De todos modos, las playas mostraron un aspecto extraordinario, cargadas de gente y con muchas familias instaladas muy cerca del mar, allí donde la brisa equilibra los efectos del calor.
Sillitas playeras en la orilla (como para mojarse los pies a cada rato), sombrillas un poco más alejadas y hasta pequeñas carpas para proteger a los más chicos, le dieron un marco impecable a un día que, esta vez sí, con 33 grados recibidos con algarabía, le dieron a grandes y chicos la posibilidad de disfrutar a pleno de la playa.
Claro que, más de uno, mostró secuelas de las consecuencias de haber subestimado el sol del domingo. Torsos colorados y untados de protectores que llegaron tarde, daban testimonio de casos como los de Rodrigo de Caballito, quien no se sacó la remera 'porque ayer no me dí cuenta de que el sol estaba tan fuerte... tengo los hombros colorados como un tomate'. Así, varios empezaron a tomar los recaudos necesarios para evitar las complicaciones; claro, en el caso de ayer, el calor que se apoderó de la atmósfera desde temprano (ya a las 11 de la mañana había 27 grados) era el mejor llamado de atención para los que tenían pensado andar con el cuerpo descubierto el resto del día.
Fue, sin dudas, el mejor día de la flamante temporada. De hecho, la mayoría de los veraneantes prolongaron su jornada hasta casi entrada la noche cuando, encima, la fuerza del viento disminuyó, con lo que los últimos minutos de playa contaron que el toque especial de 'las hermosas noches de verano', como bien lo recalcó Juan Carlos, empresario textil de Florencio Varela.
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