La autora es coach y mentora de mujeres y parejas- Para cualquier consulta, comunicarse al correo electrónico [email protected]. Instagram: @diosalmica. YouTube: @rominaatenciocoaching.
Si sos mujer, te habrá pasado seguramente muchas veces, cuando has querido opinar distinto o mostrar una forma diferente de pensar, o cuando querés dar un punto de vista diferente, que te hayan dicho cosas como: “ya querés pelear”, “Qué te pasa?”, etc. Y seguro que te preguntás por qué, cada vez que opinás diferente, y lo decís, parece que quisieras pelear.
¿Por qué nos pasa esto? Bueno, las razones son muchas. Pero miremos de cerca algunas:
Lo primero que puede estar pasando es que al expresarte estés atravesada por una emoción. Muchas veces cuando queremos hablar con el otro sobre algún tema que nos incomoda o molesta, no lo hacemos en frío.
Y esto se Nota en nuestro tono y en nuestro cuerpo. Esta emoción puede ser generada por lo que acaba de decir la persona con la que estamos hablando. ¿Cómo evitar esto? Antes de entablar una conversación revisa tu cuerpo, tus emociones es: ¿estás realmente dispuesta a escuchar lo que el otro tiene para decir? ¿Estás queriendo dar tu opinión o te estás defendiendo de un comentario? ¿Estás lista para hablar o preferís esperar?
Otro motivo puede ser que no estés hablando de vos, sino del otro. Y eso puede ser tomado como acusación. Por ejemplo, cuando la otra persona nos dice algo que no nos gusta o nos lastima, muchas veces decimos cosas como: “me lastimaste con eso que dijiste”. No. Error. El otro no te lastima. El otro dice o hace cosas que a vos te duelen. Entonces cambia las frases que impliquen una acusación. Frases como:
- “No me escuchás”.
- “No te importo”.
- “Me estás lastimando”.
´“No me querés”.
- “Sos o eres (completar con lo que quieras)”.
- “No entendés nada”.
Son altamente acusatorias y pueden activar heridas. Y cuando algo duele nos ponemos a la defensiva. O simplemente no queremos hablar de eso.
Trata de hablar de vos misma y no de lo que el otro hace o siente o piensa, porque en definitiva, creemos que sabemos, pero no sabemos. Por ejemplo:
- “Por algún motivo, eso que dijiste me dolió”.
- “Eso que acabás de decir, me sonó como una falta de amor. Porque yo espero del amor esto o lo otro”.
- “Yo opino diferente, y no por eso estás equivocado”.
- “Me cuesta entenderte”.
Es importante también entender que yo puedo pedir o decir y que el otro puede no estar de acuerdo. Y esto no debe alterarme, sino abrir un espacio de reflexión.
¿Quiero sostener esta relación con este otro que no piensa como yo? Pero no tiene sentido querer “convertir” al otro. Cuando hablamos... ¿hablamos para escuchar o para tener razón? Si hablamos para tener razón, posiblemente terminemos en una conversación de peleas. Y para tu reflexión profunda quiero regalarte esto: Si estás queriendo convencer a alguien, a la que realmente estás queriendo convencer, es a vos misma. Por eso nos ponemos a la defensiva.
Estos son algunos ejemplos de lo que puede estar pasando en este tipo de situaciones. Pero son infinitas.
También hay muchas situaciones en las que las mujeres somos tratadas de “peleadoras” solo para no ser escuchadas. Y esto es VIOLENCIA. Es delgada la línea.
Pero no todo es violencia. Por eso estas herramientas. Si tu conversación está enmarcada en calma, focalizada en tu sentir, no contiene acusaciones ocultas, y aún así, se te tilda de peleadora o conflictiva, enciende una alerta.
Todo esto y mucho más, lo trabajamos a fondo en Diosa Almica. Pero si queres una muestra gratis, te espero en “Despierta la Diosa”. Workshop gratuito. #diosa #amor.
Aprender a comunicarnos, es clave para nuestra paz cotidiana. Si tenés alguna duda, contactame. Hasta el próximo domingo!i
comentar