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Creemos firmemente que el bullying se aprende y, por lo tanto, también puede desaprenderse. No se trata de etiquetar ni humillar a los estudiantes que acosan, sino de ayudarlos a abandonar esa manera de comportarse", sostuvo la licenciada
Candelaria Irazusta, una profesional que trabaja desde hace años en la problemática.
Además del caso descripto en Misiones, la organización
Bullying Sin Fronteras divulgó esta semana otro caso alarmante, registrado en la provincia de
Tucumán. "Las autoridades de la Escuela Técnica Nro. 1 de Tucumán no salían de su asombro cuando
detectaron que un alumno del establecimiento había concurrido a clases con un revólver calibre 22 largo descargado en la mochila, con el objetivo de terminar de una vez por todas el terrible acoso escolar que sufre de parte de sus compañeros", sostuvo Javier Miglino, titular de la entidad.
El dato estadístico,
con el 62% de los alumnos reconociendo que alguna vez molestaron a compañeros de escuela, surge de la encuesta realizada por el Observatorio de la Convivencia Escolar de la UCA, donde también se reveló que 1 de cada 4 alumnos entre 10 y 18 años manifestó tenerle miedo a alguno de sus compañeros. Asimismo, el 46% dice sufrir la violencia "a veces" y el 11% "mucho".
Para Irazusta, psicóloga del Departamento Infantojuvenil de INECO, uno de los mayores objetivos frente al problema es que "los adultos responsables (padres y docentes) asuman que el problema existe, que es más frecuente de lo que parece, que tengan conciencia de su importancia y de las consecuencias graves que puede tener y, especialmente que ellos deben intervenir lo más pronto posible porque las situaciones de malestar crónico si no se detienen, crecen".
El bullying o acoso es una forma grave y específica de violencia escolar, un maltrato normalmente intencionado y perjudicial de un estudiante hacia otro compañero, generalmente más débil, al que convierte en su víctima habitual. Suele ser persistente y reiterado, puede durar semanas, meses e incluso años.