Tras el corrillo de especulaciones, tanto desde el gobierno nacional como desde la Iglesia y la oposición, Su Santidad no vendría en julio (que lo encontrará en Brasil) ni para la beatificación de Brochero.
Contra los pronósticos más optimistas y la ferviente ansiedad de sus fieles connacionales, el papa Francisco finalmente pisaría suelo argentino recién en diciembre próximo y no en julio, como se venía especulando en los últimos días.
La decisión se habría tomado el miércoles pasado después que Francisco recibiera en el Vaticano a un nutrido grupo de argentinos que viajó a Roma para acompañar su asunción, con algunos de los cuales cantó a capella algunos clásicos del cancionero parroquial más dos bonus que lo hicieron lagrimear: "Zamba de mi esperanza" y "Mi Buenos Aires querido".
Así trascendió de esa reunión, llevada a cabo el miércoles pasado, donde quedó en claro que el Sumo Pontífice llegado del fin del mundo viajará a nuestro país en diciembre y no en julio, como se especulaba, cuando visitará Brasil para encabezar la cumbre juvenil católica en la tórrida Río de Janeiro.
Antes de regresar al país, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner instruyó a la cancillería para que apure un proyecto tendiente a ampliar la cantidad de personal de la embajada argentina en el Vaticano, encabezada hoy por Juan Pablo Cafiero.
Tanto esta última como la cuestión del viaje de Francisco al país en diciembre habrían sido conversados por Cristina el martes pasado con el presidente de la Comisión Episcopal y ex arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, durante una reunión de la que también participaron el canciller Héctor Timerman y el secretario de Culto, Guillermo Olivieri.
El gesto del Papa de postergar su viaje hasta diciembre, salteándose su visita a Brasil en julio y la beatificación del cura Brochero en septiembre, alejaría suspicacias de cara a las elecciones legislativas que tendrán lugar a comienzos de la primavera en nuestro país.
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