“Muchas sensaciones corporales que se suscitan durante el enamoramiento coinciden con las sensaciones corporales aumentadas que padecen las personas que sufren de ciertos trastornos de ansiedad”, destacó la psicóloga Gabriela Martínez Castro.
Estar enamorado/a es una de las sensaciones más placenteras del ser humano. Sentir ansiedad cuando llega la hora de encontrarse con la persona amada, tener cosquilleos al acercarse, ruborizarse ante un beso y luego pensar todo el tiempo en el próximo encuentro. Pero en el amor no todo es color de rosa. ¿Qué ocurre cuando esa sensación deja de ser placentera para pasar a una crisis por ansiedad, cuando el temor a perder a esa persona invade y muchas veces sin justificativo, o peor, cuando se trata de un amor no es correspondido? ¿Se puede enfermar por amor?
“El enamoramiento es un estado de ansiedad natural, con síntomas físicos y mentales normales en las personas. Pero en aquellas que tienen predisposición a sufrir crisis de ansiedad, y que cada día son más por el ritmo de vida que se lleva -entre otros factores-, se suelen confundir los signos de enamoramiento con los de un trastorno de ansiedad y no lo saben”, explicó la directora del Centro de Estudios Especialista en Trastornos de Ansiedad (CEETA), www.ceeta.com.ar, Gabriela Martínez Castro, consultada por este tema en víspera de celebrarse el Día de los Enamorados.
La psicóloga indicó que “muchas sensaciones corporales que se suscitan durante el enamoramiento coinciden con las sensaciones corporales aumentadas que padecen las personas que sufren de ciertos trastornos de ansiedad, como nerviosismo, taquicardia, sudoración, hormigueos, dificultades gastrointestinales, compresión en el pecho, dificultades de concentración”.
Entonces, ¿cómo diferenciar el simple y sano enamoramiento de un cuadro de ansiedad? “Si bien básicamente, las sensaciones corporales, en ambos casos, tienen el mismo origen fisiológico, en el caso de haber sido atravesado por Cupido, la causa de la ansiedad es más que positiva: uno está contento/a, con más energía, de buen humor, se arregla más, se siente feliz. En cambio, en el caso de un trastorno de ansiedad, la causa es el temor de perder a esa persona, miedo al rechazo o al ridículo, a no poder controlarse, angustia, depresión, lo cual no es nada agradable”, aclaró.
Martínez Castro agregó: “En el caso de que ambos estados se superpongan, es sencillo diferenciarlos: los trastornos por ansiedad incapacitan la vida de quien los padece -dificultades en el trabajo, mal humor, problemas para desempeñarse en la vida cotidiana-, por lo tanto requieren del tratamiento adecuado; en cambio Cupido enriquece la vida”.
En las personas con predisposición a sufrir cuadros de ansiedad, cualquier situación desencadenante podría haber desatado ese estado. En este caso, el enamoramiento.
“El estado de ansiedad aumenta, la persona tiene miedo a que se desencadene una crisis, a perder el control, lo que genera más ansiedad y angustia”, destacó.
Respecto a quiénes tienen predisposición a sufrir este tipo de trastorno, la psicóloga explicó que hay “tres soportes: primero, la genética, papá o mamá son personas ansiosas, nerviosas, temerosas, sobreprotectoras, exigentes; segundo, socioambiental, la persona que nos cuidó de chico/a, era ansiosa, miedosa, preocupadiza; tercero, un estresor desencadenante, puede ser el enamoramiento, así como problemas económicos, peleas en la pareja, un susto, la inseguridad, un mal viaje en avión, entre otros factores.
Por NATALIA MUÑIZ