Los primeros registros de graffitis se remontan a 2000 años atrás (si, 2000) en la antigüedad grecorromana, en donde se habían grabado textos, y en las excavaciones de Pompeya revelaron una gran cantidad de graffitis, que incluían esloganes electorales, dibujos y todo tipo de obscenidades.
Ya en la modernidad, fueron famosas las inscripciones en la vía pública en la Alemania nazi, pero también en la argentina peronista.
El graffiti tiene dos vertientes: una "legal", en la que artistas del spray son capaces de hacer cuadros y murales de gran espectacularidad y técnica, y una ilegal, en la que todo vale: trenes, subtes, carteles, paredes en la calle, etcétera, en la que la cuestión no es hacer grandes y espectaculares piezas en muros, sino pintar en los lugares más difíciles y "prohibidos", las piezas más grandes y donde más se vean. El graffiti actualmente abarca desde grandes murales de muchos colores que son verdaderas obras de arte a pintadas de unos pocos minutos en el metro o tren de cualquier ciudad.
La polémica por los graffitis y los graffiteros se desató este lunes, luego de que el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, denunciara a dos menores que pintaron vagones de los nuevos trenes de la línea Sarmiento.
El debate se instaló en los medios y en las redes sociales, entre los que defienden la acción de los graffiteros como una "expresión cultural", los que la condenan y también los que condenan al Gobierno por tomar la decisión de denunciar a quienes perpetuaron las pintadas.
"El graffiti nace como expresión de las personas que no tienen voces, que no son escuchadas, entonces salen a pintar en los lugares donde no está permitido para que los vean, eso es lo transgresor del graffiti", aseguró el artista urbano Juan Abba, en diálogo con Rock and Pop. "Desde ahí hasta ahora, hemos evolucionado y el mismo proceso artístico te lleva a evolucionar", consideró.
Abba reconoció que "cuando era joven sí he pintado en lugares ilegales, pero después cuando vas creciendo te vas dando cuenta que hay otros logros por alcanzar, como hacerte más artista, hacer murales que tengan el permiso del vecino, en estar en festivales...".
Lucas, un joven graffitero de 20 años, conversó con Vorterix y explicó que, en el marco de esta "ilegalidad" en la que se manejan, "para los que pintamos graffitis, ver una bomba o un panel en un tren en Argentina se valora mucho más que pintar una persiana en Cabildo".
"Estos pibes que pintaron los trenes deben ser nuevos pintando y pintar esos trenes nuevos son muy preciados", agregó Lucas.
"Se le llama vandalismo, nosotros lo podemos llamar arte pero sabemos que es vandalismo", reconoció y aclaró que antes de pintar estudian bien la zona donde realizarán el trabajo para evitar problemas con la policía.
"Hay compañeros que se comieron garrones bastante grandes cuando los agarraron. Estoy de acuerdo con lo que hicieron. Mucha gente se lo toma como arte y otra gente se lo toma como escracho. Yo pinto trenes y subtes, el que me falta conseguir en el más preciado en este momento y el más preciado en este momento son los trenes nuevos", subrayó.
Para Abba, "no tendría que haber una criminalización, creo que pasan cosas mucho más importantes para preocuparse que solamente un joven artista pintando un tren".
El artista coincidió con Lucas en que "es un logro muy grande pintar los trenes. Pareciera que si vos lo hacés, sos un buen graffitero", sintetizó.
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