Los cortes de luz que se manifiestan desde hace tres semanas en distintos barrios porteños y del Gran Buenos Aires generaron malestar y protestas: piquetes se reprodujeron en calles, vías y frente a los locales de las empresas Edesur y Edenor.
Los problemas se reproducen también en los comercios, cuyos propietarios denunciaron pérdidas económicas millonarias.
El rubro farmacéutico es uno de los más daminificados, ya que sus pérdidas no sólo son económicas, sino que pueden causar serios problemas de salud.
Determinados medicamentos necesitan una conservación especial de temperatura. Es el caso de la insulina (utilizada por pacientes diabéticos), que no puede conservarse por más de 4 semanas a más de 25ºC.
Los farmacéuticos no tienen muchas opciones: ante la falta de luz, tienen que deshacerse de lo que ya no sirve.
Una farmacia de Avellaneda se arregla, en general, con un grupo electrógeno, pero reconoce que "no alcanza". "Tenemos una sucursal en Lanús, por lo que trasladamos las insulinas allá, pero también se nos corta la luz ahí", manifiesta una empleada, quien destaca que tampoco "es justo" que "la gente se tenga que ir hasta Lanús a comprar su insulina". Además, tampoco pueden cubrir todas las entregas a domicilio.