La tradición de armar el arbolito de Navidad el 8 de diciembre, se instaló en Argentina hace dos siglos aproximadamente. Esta fecha coincide con el Día de la Inmaculada Concepción de María.
Si bien esta práctica tiene un trasfondo religioso, nació de una tradición pagana de origen celta, quienes con la llegada del solsticio de invierno, tenían el hábito de adornar un roble para asegurarse el regreso del sol.
El roble simbolizaba al árbol del Universo, en cuya copa se hallaban los dioses y el palacio de Odín, y en las raíces más profundas estaba el reino de los muertos.
Esta costumbre se fue trasladando a través del mundo, hasta convertirse en una tradición cristiana, que comenzó decorando pinos con frutos que simbolizaban el pecado original y las tentaciones, y velas que representaban la luz de Jesucristo.
La tradición de armar el árbol de Navidad el día de la Inmaculada Concepción es típica de Italia y se ha difundido a países como Argentina, gracias a la gran cantidad de inmigrantes italianos. A su vez, desde Argentina, se ha expandido a casi toda América del Sur.
No hay una única versión sobre qué simboliza el árbol de Navidad, sin embargo la más arraigada es que simboliza la vida, el universo y el amor de Dios, y se arma el día en que fue concebida la Virgen María, que fue quien trajo al mundo a Jesús.
El primer árbol en la Argentina se armó en diciembre de 1807. Según relatan los diarios de esa época, un irlandés que deseaba recordar las costumbres de su país, decoró un pino en una plaza pública.
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