Lucio Correa había desaparecido en la madrugada del sábado tras asistir a una fiesta de música electrónica en los bosques de Palermo. "El que organizó ese evento es un asesino", dijo Guillermo, padre del adolescente hallado ayer en una morgue tras ser arrollado por un camión.
Nadie sabe por qué se fue del lugar, donde se encontraba con sus amigos. El caso no se presenta como aislado, porque las trágicas muertes de jóvenes en el marco de "fiestas tóxicas", donde manda el descontrol, ocurren con una frecuencia alarmante, y tienen como denominador común la impunidad absoluta.
Antes de confirmar que su hijo había fallecido a causa de resultar atropellado en las avenidas Dorrego y Lugones, Guillermo Correa fue contundente en sus declaraciones, y mencionó que probablemente a su hijo le habían colocado "alguna sustancia" en una bebida, que le hizo perder la conciencia.
Oscar Castellucci, titular de la asociación Martín Castellucci, sostuvo en diálogo con Diario Popular que "aún cuando faltan los resultados de pericias, es indudable que la muerte de este chico se vincula a su asistencia a esta fiesta electrónica", precisando que "como sociedad sabemos que en estos encuentros es raro que no haya problemas graves, pero seguimos mirando para otro lado, a pesar de que los chicos muertos se amontonan".
"Está completamente naturalizada la presencia de pastillas en estas fiestas tóxicas. Hasta hay casos de DJ's que van a trabajar y cobran directamente con pastillas. Ahora tenemos a otro chico fallecido, y cuando nos preguntamos quién a va a ser el responsable, la respuesta es nadie. Porque el sistema está armado para generar esa impunidad, mientras el negocio marcha", dijo Castellucci.
En junio de 2013, un joven de 18 años, identificado como Mariano Solá, apareció fallecido en Ciudad Universitaria, en el barrio de Núñez. La información del hecho permitió saber que había asistido a una fiesta electrónica y, sin razón alguna, cayó al vacío tras subir a un paredón.
"Me voy a volar", les dijo a sus amigos antes de desaparecer del grupo. El caso fue cerrado, sin imputación alguna, como la enorme mayoría de hechos similares. La fiesta se había organizado y convocado por redes sociales. Ni siquiera tenían el permiso de las autoridades universitarias. "Las muertes de chicos que asisten a fiestas electrónicas, clandestinas en quintas o incluso boliches son incontables. A veces ocurren como consecuencia directa de la ingesta de sustancias ilegales y peligrosas, pero en otras los hechos se registran de manera indirecta. Es decir, un pibe consume adentro, sale con sus facultades aturdidas y tiene un accidente. Para el caso de Lucio, como en otros, cuando vayan a pedir explicaciones al Gobierno de la Ciudad, es probable que los papeles estén regla, pero como no se puede probar que el chico haya consumido algo allí todo terminará en nada. Podríamos decir que si la pericia toxicológica es positiva, ni siquiera el camionero que lo atropelló tendrá responsabilidad", dijo Castellucci.
También manifestó que "está claro que el circuito de estas fiestas es una continuación del negocio que tienen los dueños de la noche, gente que sabe moverse en la ilegalidad, entonces conocen los vericuetos para zafar de cualquier eventualidad, mientras destruyen vidas jóvenes, arruinan familias, y facturan millones, con evasión de impuestos incluida".
Para Castellucci, "los dueños de la noche buscan a personas sin recursos y los utilizan como pantalla para no tener responsabilidades y evadir impuestos, tipos marginales, sin cuentas bancarias o tarjetas de crédito, que son los que figuran como organizadores de fiestas".
"Es un sistema corrupto. La impunidad está garantizada simplemente porque hay sociedad. El flujo de dinero es tan grande que una parte se utiliza para tocar a quienes deberían controlar. No pasa sólo en eventos ilegales, sino también en boliches. Declaran que pasan 50 personas, cuando entran 3.000. Y por la venta de alcohol es lo mismo. Mientras nadie se atreva a dar esta pelea en serio los chicos van a seguir muriendo y nadie será responsable", finalizó Castellucci.Oscar Castellucci perdió a su hijo Martín años atrás, cuando el joven fue golpeado salvajemente por un patovica en un boliche de Lanús. Desde ese momento no para de luchar contra la impunidad de quienes denomina "los dueños de la noche", a quienes responsabiliza "de la cantidad enorme de jóvenes que mueren a causa del descontrol en los espacios de supuesta diversión". "La realidad es que a esta gente no les importa que mueran los chicos. Pero tampoco a quienes tienen que protegerlos", indicó Castellucci.
Asimismo, dijo que "entre las medidas urgentes, se debe blanquear la cuestión de las entradas y el consumo de alcohol, pero también verificar a fondo las sociedades detrás de los organizadores de eventos, porque no puede ser que siempre sean personas insolventes".
El evento realizado en los bosques de Palermo al que asistió el chico fallecido se conoce en el mundo de los seguidores de la música electrónica como "Fiesta Psycho", donde los asistentes son convocados por redes sociales y concurren básicamente a escuchar música tecno y bailar durante horas, acompañando la experiencia con drogas alucinógenas. Así explica un conocedor de estos eventos, en un foro de internet dedicado al tema, al responder la consulta de un nuevo usuario sobre qué tipo de drogas consumir para asistir.
"No hay nada recomendable, lo recomendable seria no consumir drogas. Ahora si lo vas hacer pensá en el efecto que querés lograr, la música que vas a ir a ver es para colgarla (mentalmente, cerrar los ojitos moverte y oirla), si vas de pasti y la pasti no es voladora, la música no te va a prender mucho, tal vez si es muy al palo lo que tocan sientas euforia. No sé cómo explicarlo, la música progresiva o la música psicodélica no se escucha, se oye y hasta se palpa, cerrás los ojos y viajás. Obviamente que las drogas alucinógenas, un buen sonido y las luces son un gran aporte", respondió.
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