El parque Tres de Febrero, en el barrio de Palermo, es el espacio verde más importante del territorio porteño, al que concurren no sólo vecinos de la zona, sino gente de toda la ciudad. Allí se instaló desde hace varios años la polémica
Zona Roja, que todas las noches recibe a unas 150 travestis que ofrecen servicios sexuales a centenares de clientes. El mayor problema, que se traduce en quejas y reclamos de los usuarios matinales del predio, es que
diariamente encuentran arrojados en el piso más de 3.000 preservativos usados.En diálogo con Diario Popular, Marcela Romero, titular de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA), contó que se realiza un trabajo cotidiano con "las compañeras trabajadoras, asistiéndolas y proveyendo preservativos", y reconoció los conflictos de salubridad que se generan a partir de la actividad nocturna.
"Habíamos acordado con las autoridades del gobierno porteño un abordaje conjunto a esta problemática, para prevenir situaciones desagradables para los vecinos y usuarios del parque a la mañana. Solicitamos cestos bacteriológicos para tirar allí los preservativos, y no se cumplió con esta premisa. Son alrededor de 3.000 los profilácticos que se desechan cada jornada", indicó Romero.
Javier Cufré es un vecino que todas las mañanas corre y realiza ejercicios en el parque. "El panorama está cada vez peor.
Es un asco, la verdad. En la zona donde trabajan las travestis, queda un mar de profilácticos usados, y hay que esquivarlos. Es patético que ocurra esto, aún más porque con limpieza eficiente se puede solucionar", expresó.
Desde la organización Defendamos Buenos Aires, su titular Javier Miglino explicó que "este problema es un mix de responsabilidades, porque no se cumple nada, ni las travestis los horarios establecidos, tampoco los clientes con las normas de higiene mínima, y menos aún desde el gobierno porteño, que no pone seguridad, tampoco inspectores y e
jecuta una limpieza a todas luces deficiente".
Romero, en tanto, indicó que "hace cuatro años se pactó con las autoridades que las trabajadoras se corran a un sector determinado, y así lo hicieron, pero aún esperamos que se cumplan los compromisos de higiene, limpieza, porque la zona no sólo es utilizada para la actividad, sino que es transitada por muchísima gente que hace ejercicios o simplemente pasea".
El mantenimiento del parque depende de un organismo oficial que terceriza la recolección de residuos. Seis años atrás, se contabilizaban por día 1.000 profilácticos que debían ser levantados y unas 80 las travestis que ejercían la prostitución. En este tiempo la cifra de preservativos en el suelo cada mañana se triplicó, mientras que se duplicó la cantidad de trabajadoras sexuales.
"No se cumple nada, lamentablemente. Hace años que pedimos para las compañeras y los clientes baños químicos. Hay solo dos y no funcionan. Los cestos bacteriológicos nunca llegaron, y tampoco hay tachos comunes suficientes. Hay zonas rojas en todas las grandes ciudades del mundo, y allí se cumplen estas medidas sanitarias, que son básicas. Hay obligación de limpiar la zona, y de ese modo evitar percances a los usuarios del parque", dijo Romero.
Finalmente, la titular de ATTTA expresó que "
cuando las compañeras estaban frente al lago era mucho peor la situación, y por eso aceptaron cambiar de lugar, sin embargo no se cumple con las promesas".