El autor fue testigo directo del interés personal del expresidente de Argentina en la Parapsicología. Carlos Menem estaba absolutamente convencido de que los humanos estamos dotados del factor parapsicológico.
La reciente serie sobre Carlos Menem hace algunas referencias a su interés por los temas esotéricos así como al hecho de que consultaba a “brujas”, entendiendo por esto a personas con cierta capacidad desarrollada –de índole parapsicológica– para conocer hechos del futuro. Lo que se conoce como el fenómeno extrasensorial de precognición: conocimiento cierto de hechos futuros que no pueden ser conocidos por deducción, razonamiento o inferencia lógica.
Y es cierto que quien fuera presidente de los argentinos tenía un real interés y gran conocimiento de estos temas. Puedo asegurarlo, ya que fui testigo de eso.
Lo conocí, a comienzos de la década de los años 80, a poco de haber concluido el Primer Congreso Argentino de Parapsicología (4 al 6 de setiembre de 1981) cuando visitaba una vieja casa en la calle Gral. Lucio N. Mansilla, de la Ciudad de Buenos Aires, donde solíamos reunirnos varios interesados en Parapsicología.
Menem solía concurrir allí –siempre con la más absoluta reserva– para conversar con parapsicólogos e interiorizarse cada vez más del tema. Estaba absolutamente convencido de que los humanos estamos dotados del factor parapsicológico y que si este es fomentado puede tornarse algo que –de manera espontánea– se manifieste en la vida cotidiana.
Otro de los asuntos que le atraían –para conocer cómo darles utilidad en su vida personal– es lo que se conoce con el nombre de esotérico; aquello que –al menos a primera vista– no puede ser comprendido con el pensamiento racional. Por ejemplo, la adivinación mediante el uso de elementos como las láminas del Tarot o el péndulo radiestésico.
Menem tenía muy en claro que los humanos somos mucho más que el resultado de reacciones físico/químicas y que intervienen en nosotros elementos -llamémosle así– que son de naturaleza no física. No pueden percibirse, pero actúan con eficacia. Junto con ello, le interesaba –y mucho– ejercitarse en lo que, por entonces, era conocido como “Control Mental” que no es otra cosa que la práctica de técnicas para desarrollar el poder psíquico de manera de poder concretar los deseos positivos de vida que cada quien alberga y no permitir que los pensamientos negativos y desarmonizantes de los demás puedan afectarlo de a uno. De eso conversamos en varias oportunidades. Yo le regalaba un ejemplar de cada uno de los libros que –sobre el tema– iba publicando; los cuales tengo total certeza de que leía, puesto que a la reunión siguiente lo traía subrayado para hacerme preguntas específicas al respecto.
Iniciada la campaña que lo llevó a la presidencia de la Nación Argentina, dejamos de vernos. Y tampoco tuvo tiempo para visitar la vieja casona de la calle Mansilla.
Unos meses después de asumir la Presidencia, siendo yo secretario general de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), le pedimos una entrevista oficial para conversar asuntos de la entidad que reúne a los escritores de todo el país.
Nos la concedió de inmediato. Concurrí junto con otras autoridades de SADE que ignoraban mi relación con Menem. Ni bien iniciado el encuentro, que tuvo lugar en su despacho de la Casa Rosada, le entregué un ejemplar de mi nuevo libro sobre desarrollo del poder mental. Lo recibió con su gentiliza habitual y sonriendo delante de los demás, dijo: “si, yo practico control mental; pero –claro– nunca lo estudié… lo hago de manera natural; de modo que este libro me será muy útil.” Tanto el presidente como yo nos entendimos de esa discreta forma. Y se inició el diálogo sobre temas que hacían a las necesidades de los escritores.
Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, magister en Psicoanálisis, parapsicólogo y filósofo. “Atrévete a vivir en plenitud”, es su más reciente libro. www.antoniolasheras.com