El autor, que prepara un libro que se titulará “Jack, el Destripador, vivió y murió en la Argentina”, explica los motivos por los cuales el famoso asesino podría haber sido un servidor de Satanás.

Se denomina Magia Negra a la práctica de ceremonias y rituales realizados con intenciones maléficas, donde se busca causar daño a una víctima inocente o bien manipular las decisiones de otra persona sin que ésta conozca que está siendo atacada e, inclusive, controlar totalmente la voluntad de otros llevándolos a realizar actos que nunca habrían deseado hacer.

Históricamente la Magia Negra se le asocia con la demonología, la adoración del Diablo y pactos oscuros, y a menudo se busca la ayuda de espíritus o demonios para llevar a cabo sus trabajos.

Lo que resulta prácticamente ignorado es que existiera alguna relación entre los crímenes realizados por quien es históricamente conocido como Jack, el Destripador y las prácticas de Magia Negra.

Se le atribuyen cinco asesinatos a Jack, el Destripador; conocidos como las víctimas "canónicas" o "de Whitechapel" (nombre del barrio londinense dónde ocurrieron los descuartizamientos); ocurridos durante el año 1888. Sin embargo, existen otras investigaciones que vinculan hasta ocho crímenes más al mismo asesino, aunque la cifra exacta sigue siendo objeto de debate entre los expertos; sin haber hasta la actualidad un consenso definitivo.

Es mucho lo que se desconoce sobre este asesino serial. Por empezar, Scotland Yard jamás pudo determinar su verdadera identidad. La lista de sospechosos fue numerosa. En concreto, ¡ninguno!.

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¿Jack el Destripador, vivió y murió en Argentina?

¿Jack el Destripador, vivió y murió en Argentina?


¿Era argentino?

Es más, de acuerdo a las investigaciones realizadas por el criminólogo argentino Juan-Jacobo Bajarlía, este enigmático personaje era, en realidad, un argentino, experto en negocios financieros, que mientras estuvo en Londres llevó a cabo la serie de crímenes y que, luego, regresó a Buenos Aires donde falleció en la sala de un hospital, de muerte natural.

Bajarlía explica que el verdadero nombre era “Alonso Maduro” o “Alfonso Maduro.” Tal vez tan errado no esté puesto que en 1910 llegaron a la Argentina detectives de Scotland Yard buscando encontrar en la ciudad de Buenos Aires al destripador londinense.

Rituales de Magia Negra

Hasta aquí la historia usualmente conocida. Lo que mayormente no ha trascendido es que algunos investigadores explicaron los crímenes tanto como la forma de cometerlos, señalando que se trataron de rituales y ceremonias de Magia Negra. Para ellos, Jack no era un simple asesino serial que actuaba así a causa de graves perturbaciones mentales, sino que era un avanzado practicante de Magia Negra dispuesto a llevar a cabo –hasta sus últimas consecuencias– todo lo prescripto por esos oscuros saberes buscando llegar a adquirir tal descomunal poder que lo convirtiera en la Tierra en algo así como una fuerza demoníaca plena para conseguir los objetivos que se propusiera.

Tanto es así que en la revista “True Detective”, el autor inglés especializado en crímenes Leonard Gribble (1908/1985), publicó un trabajo titulado “¿Se dedicaba Jack, el Destripador a la Magia Negra?”

Señala Gribble allí que las mutilaciones causadas por Jack seguían “un patrón preciso de sacrificio” así como que la cantidad de órganos extraídos de los cuerpos de las víctimas “aumentaban progresivamente por etapas.” Lo que lo llevó a determinar que la búsqueda perseguida por el criminal no era otra que la de formar un “pentagrama de poder” utilizando, para ello, órganos humanos. Típico en rituales de Magia Negra.

ADEMÁS: Cómo se construye un humano fuerte y poderoso/ Por Antonio Las Heras

Otro que investigó en esa línea fue Bernard O`Donnell, experto en crímenes de la revista “Empire News” y autor del libro “Crímenes que hicieron historia” y “Los asesinatos más extraños del mundo”, entre otros. De este autor afirman algunos de sus colegas que, como resultado de sus investigaciones, escribió un manuscrito –nunca publicado– al que tituló “Black Magic and Jack the Ripper or This Man was Jack the Ripper” (La Magia Negra y Jack, el Destripador, o este hombre era Jack, el Destripador”) el cual, por razones hasta hoy ignoradas, nunca fue publicado.

Algo, empero, nos legó O`Donnell cuando explica: “Si se dibujan líneas rectas entre los cinco lugares en que Jack, el Destripador cometió los asesinatos, se construirá un pentagrama” Como es conocido, el pentagrama es uno de los símbolos que utilizan los practicantes de Magia Negra en sus ceremonias.

El periodista, criminólogo y conocedor del ocultismo Arthur Diosy estuvo también convencido de que hubo “un elemento de Magia Negra en los asesinatos y creía que lo probaba la forma extrañamente ritualista en que se encontraban las pertenencias de Annie Chapman (una de sus víctimas) alrededor de su cuerpo: le parecía que habían sido dispuestas en forma de pentagrama, de estrella de cinco picos. En opinión de Diosy, el asesino buscaba –tal vez– el elixir de la vida, uno de cuyos ingredientes debe proceder de una mujer recientemente asesinada”.

Como puede advertirse, la hipótesis que vincula al criminal nunca identificado con prácticas esotéricas oscuras ha sido objeto de atención en numerosas ocasiones. Por ello, tal vez, sería útil indagar más al respecto. Puesto que de haber sido así se entendería aquello que también ocupa las indagaciones de Juan-Jacobo Bajarlía en el sentido de que de haberse tratado de un asesino serial motivado –como ocurre en estos casos– por sus graves perturbaciones mentales, de modo alguno habría detenido sus crímenes y aún habiendo llegado a Buenos Aires –o al lugar del mundo que fuere– su trastorno psíquico le habría exigido seguir con los descuartizamientos. Empero, lo que se evidencia es que no ocurrió tal cosa. Pero, si el objetivo era convertirse en un mago negro y obtener los beneficios que se dice que las fuerzas de la oscuridad otorgan a sus practicantes, entonces es lícito comprender que se hubiera detenido.

La hipótesis continúa, aún hoy, consiguiendo seguidores. Así vemos que en la edición de junio de 2012 de la prestigiosa publicación académica “Inquire, Journal of Comparative Literature”, puede leerse un interesante comentario crítico de Neale Barnholden sobre sobre el libro “Jack, el Destripador y la Magia Negra: teorías conspirativas victorianas, sociedades secretas y la mística sobrenatural de los asesinatos de Whitechapel, de Spiro Dimalionis.

Transcurren los años, las décadas, los siglos… el enigma en torno a Jack, el Destripador continúa.

Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social. Prepara un libro que se titulará “Jack, el Destripador, vivió y murió en la Argentina.” Es autor de “Masonería en la Argentina: Enigma, secreto y política.” www.antoniolasheras.com

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