Desde que en su infancia, transcurrida en Caseros, donde nació, solía ir a un taller vecino donde se fabricaban bicicletas, Salvador Caratozzolo (66), hijo de inmigrantes italianos, supo que su vida iba a estar íntimamente vinculada a esos vehículos casi mágicos de dos ruedas, pero no sólo como ciclista sino como inventor de distintas variantes encaminadas a fines solidarios.
Salvador, un hombre entusiasta que desde 1990 se dedica a esta pasión de encontrarle una vuelta diferente a las bicicletas, cuenta que "a los 6 años un muchacho armaba ruedas en el taller y me enseñó a hacerlo, por lo que las llevaba a mi casa y las armaba".
A los 11 años, Salvador tuvo su primera bicicleta, y su deseo fue ser un gran competidor. "En esa época trabajaba en un taller mecánico de máquinas gráficas y estudiaba Dibujo Técnico, empecé a correr, y a integrarme en equipos importantes de alta competencia, enfrentando a los mejores corredores del país", y lejos estaba de pensar que otros caminos lo llevarían por un rumbo diferente, el de inventor.
Ganador de varias carreras, Caratozzolo quedó seleccionado para competir en los Juegos Panamericanos, pero debió dejar su práctica por motivos personales, lo que, finalmente, fue el inicio de una nueva etapa creativa.
Bajo un lema como "bicicletas para todos", Salvador rebautizó a sus inventos como "caratociclos", y cuyas funciones son tanto de apoyo a la discapacidad como deportivas y recreativas, pero con la inclusión en su lista de prioridades.
Socio fundador de la Asociación Argentina de Inventores desde 1990, presentó 15 inventos en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial, entidad que siempre le brindó su apoyo, de los cuales 8 fueron patentes concedidas, pero también patentó sus creaciones en otros países como Rusia, Estados Unidos, India, China e Italia.
Desde 1978, con el desarrollo de la primera rueda de aleación para bicicleta de una sola pieza, Salvador inició un periplo que siguió diez años después cuando comenzó a trabajar en el desarrollo de una tuerca autoajustable y en 1989 se dedicó al mecanismo de tracción que genera la fuerza motriz en el centro de la rueda tractora y de ahí donde su aplicación es de uso general.
También, con el tiempo, generó los prototipos de las bicicletas dobles de paseo y de carrera, la bicicleta de bolsillo plegable, la de tres tripulantes, la acostada efecto suelo, la de alta velocidad comprimida, la de siete pasajeros y todos los prototipos de bici inimaginables, además de seis proyectos más que tiene en carpeta y cuyos secretos aún prefiere no divulgar, aunque asegura que serán de gran aporte comunitario.
Declarado "Personalidad de la Ciencia e Innovación", en Tres de Febrero, Salvador obtuvo una Mención especial por su Trayectoria en el Senado de la Nación, y al mencionar algunas de sus creaciones señala que "la bicicleta para dos personas es un modelo de bicicleta tándem que permite la inclusión de no videntes en el ciclismo recreativo o de alta competencia".
También señala que "realicé una adaptación aplicable a sillas de ruedas que permite mayor rango de maniobras y aumento de la velocidad, logrando que sillas convencionales puedan ser aplicadas a deportes adaptados, a través de un sistema que multiplica la velocidad del móvil hasta dos y tres veces".
Si hay algo que no deja dudas sobre el amor de Salvador por las bicicletas, es que a principios de los años '90 fue uno de los principales impulsores para peticionar los carriles y los furgones en los trenes para bicicletas encabezando todas las marchas hasta lograr el objetivo.
Ganador de varios premios tanto en muestras realizadas en Suiza y en Estados Unidos, Salvador destaca que "gané una medalla de Plata y otras de Oro, un premio que otorga la NASA y otro al mejor invento por la delegación de Croacia".
Pero no solo tuvo Salvador luces para las dos ruedas. También generó otros inventos, como la amortiguación elástica, el ejicono de una sola pieza, el rodamiento regulable y hasta una hojita de afeitar, con filo interno, recambiable muchas veces, y donde "no se acumula el pelo".
Y como todo inventor, muy confiado, diseñó las bases para construir un avión a pedal que cruzara el Río de la Plata. cuenta que "hice todo el desarrollo, y pedí asesoramiento a la Escuela de Aeronaves de Morón, pero alguien divulgó el tema y a la semana en un diario salió la noticia de que esa Escuela iba a diseñar un avión a pedal, aunque nunca se concretó. ¿Extraño, no?".
Uno de los sueños de Salvador es "hacer una vuelta ciclística en Caratociclo por la Argentina, tocando 9 o 10 provincias y otra que sería la carrera más larga del mundo y con enorme atractivo en el turismo".
Salvador está convencido que sus inventos, que aún no han podido fabricarse en serie por falta de apoyo económico "serían un gran aporte en mejorar la calidad de vida a la sociedad, porque tiene incidencia en el transporte, en la ecología, en el esparcimiento, en lo deportivo y turístico, como bienes de exportación y un gran aporte en el área de diferentes capacidades".
Remarca que "si esto prosperara se pueden generar más de 100.000 puestos de trabajos y 500 millones de dólares de ingresos al país por la exportación y eventos deportivos, entre otras cosas".
Aclara que "todos estos trabajos y desarrollo de prototipos fueron desarrollados en forma artesanal con materiales reciclados, producidos en talleres amigos, hechos a puro pulmón. Toda mi vida la dediqué a esto y dejé todo de lado".
Ilusionado con la idea de poder encontrar apoyo oficial y de sponsors para producir en forma serial estas creaciones, cuenta que "dejé un par de cartas al gobierno solicitando apoyo, y espero poder hablar con el ministerio de Deportes donde quizás puedan interesarse, porque siempre digo que estos no son gastos, son inversiones en algo que puede beneficiar al país y a mucha gente con problemas de discapacidad".
Participante de numerosas exposiciones tanto en Argentina como en el exterior, Salvador no dejó de participar nunca en muestras como la Feria de los Inventos y en Innovar, donde presentó varias de sus creaciones, y también estuvo presente en la Cumbre Global de Discapacidad que se llevó a cabo en Tecnópolis, en 2019.
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