La historia de Carolina Freitas es digna de una novela. Nacida hace 33 años en San Francisco Solano, la joven, que debió mudarse a Brasil sola con su madre con poco tiempo de vida, logró dar con su padre después de 3 décadas a través de una campaña de búsqueda en redes sociales y páginas de internet, pero él ahora no la reconoce y le pide prueba de ADN para asumir su paternidad.
Vino al mundo en 1986, producto de una relación que tuvo su madre, Carmen, quien falleció cuando tenía tan solo 6, y un hombre llamado Gregorio que trabajaba en una refinería de una importante empresa petrolera en Dock Sud. Todo era color de rosas, pero la madre del quilmeño se opuso a que su hijo sea pareja de una "mujer brasileña", lo que desencadenó en el final de la historia de amor. Fue tan importante la intervención de su abuela que Carolina nunca conoció a su papá.
Lejos de quedarse con la duda, a medida que pasó el tiempo, comenzó a preguntarse qué había sido de la vida de Gregorio. Los únicos datos con los que contaba eran el nombre, el lugar donde trabajaba y que la abuela fue la responsable de la separación. Si bien la información podía considerarse mínima, emprendió una cruzada que tuvo sus frutos, aunque ahora le resta el capítulo más importante: que la reconozcan.
Marina Madonia teme por su integridad física
En diálogo a través de chat con POPULAR, Carolina señaló que luego de contar su historia, a través distintas redes sociales y páginas de internet, "una persona anónima que conocía a mi padre, me dio su número de celular y le escribí contando quién era. Pero mi padre me respondió ayer (por el miércoles) y me pidió que me realice una prueba de ADN. Fue una lástima que me haya contestado tarde ya que hace tres días volví de Buenos Aires. Ahora no tengo dinero para retornar. Yo vivo en Florianópolis".
Posteriormente, comentó que el vecino efectivamente "afirmó que conoció a mi madre, pero igual duda. Sé que tiene otras dos hijas que son muy parecidas a mí".
A modo de cierre, comentó que "quiero que mi padre no tenga miedo, yo sólo quiero un vínculo normal de padre e hija".
La madre de Carolina, Carmen, falleció cuando la niña tenía 6 años y fue criada por su tía y su marido.