El arzobispo Ettore Balestrero, Observador del Vaticano en la ONU, denunció que las “cargas financieras injustas” representan una violación de la “dignidad” humana. Los sistemas económicos deben construirse “para servir a las personas, no al revés
El arzobispo Ettore Balestrero, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas y otras Organizaciones Internacionales en Ginebra, denunció que las “cargas financieras injustas” son un síntoma de “fracturas” profundas en los sistemas globales, que terminan “violando la dignidad de la persona humana”.
Las declaracione s de Balestrero fueron realizadas este martes durante la 26a. sesión del Grupo de Trabajo sobre el Derecho al Desarrollo, con ocasión de un diálogo interactivo titulado “La crisis de la deuda y el derecho al desarrollo”.
El representante del Vaticano también dijo que reafirmar el principio de la anulación de la deuda significa proponer una solución a una crisis que afecta directamente al “desarrollo” de los países afectados y renovar los compromisos globales en favor de la “justicia” y la “solidaridad”. Estas fueron las palabras d
El prelado recordó que el debate sobre la crisis de la deuda coincidió con el Año Santo, subrayando cómo el Jubileo representa una ocasión especial para repensar la cuestión de la deuda internacional, "que amenaza seriamente el futuro de muchas naciones, especialmente las más pobres".
Una “crisis” -agregó Balestrero- que sigue estrechamente ligada al desarrollo de estos países, cuya deuda externa, señaló el representante del Vaticano, “se ha cuadriplicado en dos décadas, alcanzando la cifra récord de 11,4 billones de dólares en 2023, casi equivalente al 99% de sus ingresos de exportación”, y esto teniendo en cuenta que actualmente 3.300 millones de personas viven en estados “que gastan más en intereses de la deuda que en salud o educación”.
Por ello, la Santa Sede hizo un “llamado a la acción” para afrontar una crisis que amenaza con una “ruptura más profunda en los compromisos globales con la justicia y la solidaridad”. Los principios rectores para abordar estas cuestiones deben basarse en la dignidad humana y el bien común.
“Los sistemas económicos deben estar al servicio de las personas, no al revés”, precisó monseñor Balestrero. También es esencial que los préstamos y empréstitos cumplan criterios de “responsabilidad”.
El Observador permanente de la Santa Sede recordó también las palabras del Papa Francisco contenidas en la encíclica Laudato si’: La deuda externa de los países pobres nunca debe convertirse en un “instrumento de control”. No menos importante, concluyó el Prelado, es el respeto a la “justicia” y la necesidad de encuadrar cada medida en el contexto de una auténtica “solidaridad global”.
Con información de Vatican News