Charli Lello, una mujer británica de 29 años, decidió llevar a su casa unos huevos de pato que compró en la supermercados Waitrose para incubarlos y comprobar si de ellos salían o no patitos. Para su sorpresa, nacieron Beep, Peep y Meep.
"Una parte de mí pensó que nunca funcionaría, ya que ninguno de los huevos de codorniz se desarrolló, pero después de 6 días en la incubadora revisé los huevos de pato y pude ver las venas y un embrión ondulado muy pequeño. Entonces la emoción comenzó", dijo Lello.