Según reportó el Comando Espacial de EEUU, la parte central de la nave Long March 5B -que mide 30 metro de largo y pesa 20 toneladas- está fuera de control y carece de propulsión por lo que una vez que pierda velocidad comenzará a caer e indefectiblemente ingresará en la atmósfera terrestre sin precisión de dónde caerán las partes.
Habitualmente, las misiones espaciales de otras naciones le colocan sistemas de propulsión a este núcleo con el fin no sólo de completar un descenso controlado sino incluso de recuperarlos para futuros viajes.
Sin embargo, esta es la tercera vez que China decide prescindir de esto y librar al azar el destino que tendrán los escombros que -según los especialistas- podrían tener el tamaño de una silla o un televisor.
Por el momento el Comando Espacial delimitó una amplia zona geográfica donde los restos del cohete chino podrían caer, un área entre las latitudes de 41 grados sur y 41 grados norte del Ecuador, pero el punto de entrada exacto no se sabrá hasta unas pocas horas antes del reingreso.
Hasta este jueves al mediodía el día y horario previsto sería cerca de las 21 (hora de la Argentina) de este sábado 30 de julio, aunque -como se dijo anteriormente- esto varía permanentemente en función de la velocidad y trayectoria que tiene la sección de la nave que viaja a la deriva.
China ha sido criticada por la NASA en reiteradas ocasiones por el manejo de sus desechos espaciales. La agencia espacial estadounidense asegura que "las naciones que realizan actividades espaciales deben minimizar los riesgos para las personas y las propiedades en la Tierra", pero en China aseguran que son temores exagerados.