Ella entró con su auto de vidrios polarizados al edificio del economista y charlaron en privado. En tanto, convive con Manguera al menos hasta que nazca su segundo hijo con el actor chileno.
La novela de Juana Viale Del Carril se sabía de antemano que iba a tener muchos capítulos. El primero -y el más explosivo- fue el 19 de abril, cuando la nieta de Mirtha Legrand, con un embarazo de seis meses, se besaba apasionadamente adentro del auto con Martín Lousteau. El segundo capítulo, y si se quiere el más secreto, ocurrió el 9 de mayo pasado cuando la actriz de Malparida ingresó a los lofts de Colegiales donde vive el economista. Esta vez aprendió la lección: Juana pudo burlar a los paparazzis. Entró con su auto polarizado y se retiró por otra calle a bordo de un taxi. ¿Será cierto que los dos se debían un encuentro? Mientras, Mirtha Legrand, su famosa abuela, de a poco enfrenta a la prensa y tras un entredicho con su nieta, acaba de salir en acérrima defensa de su heredera de sangre. Juana otra vez parece jugar al límite con su hoy herido corazón y con una gestación de más de siete meses.
Frente a una situación similar ¿hay una estrategia posible para la familia y otra para el público? Juana hoy por hoy se refugia en su departamento con sus dos hijos (Ambar producto de la relación con el hijo de Piero, Juan De Benedictis y Silvestre, el heredero de Gonzalo Valenzuela). Mientras, con su pareja formal (Valenzuela), Juana se mostró en dos ocasiones como mujer de familia. Días después del escándalo los dos se refugiaron en la casa del country de la Chiqui ubicado en Del Viso, y a fines de la semana pasada (más precisamente el viernes pasado) fueron a almorzar juntos a un bar de Palermo. Después, cada uno tomó su camino. La actriz se quedó al cuidado de los chicos y Valenzuela regresó a las grabaciones de la tira Un Año para Recordar.
Unidos por el bebé
Mientras, Valenzuela toma la decisión de acompañar a Juana, por lo menos hasta el nacimiento del segundo hijo, ella parece seguir moviéndose al límite. ¿Será cierto que el actor chileno ya no comparte más el techo con la nieta de Mirtha? Hasta lo que se sabía era que ambos vivían juntos, pero dormían en piezas separadas.
Ya salieron a la luz pública Marcela Tinayre, quien le echó la culpa a la prensa del mal de amor de su hija, y su abuela Mirtha Legrand, que en la jerga futbolera diríamos que “sale a atajar los penales”. También lo hizo Martín Lousteau, fugando hacia adelante, es decir, en vez de explicar qué es lo que pasó opta por fustigar a los periodistas que lo abordan diciéndoles que hacen preguntas poco inteligentes. Juana y Gonzalo, en cambio, no cruzan palabra con los medios, a excepción de ella que, por medio de una carta, confesó “la responsabilidad de mis actos”.
¿Qué es lo que verdaderamente le pasa a Juana Viale que no puede tener el corazón tranquilo? El columnista de Intrusos en el espectáculo, Luis Ventura, quien fue entrevistado el miércoles pasado por la periodista Nancy Pazos en su programa de la señal de cable Magazine, puso un poco de luz. Pazos lo apuró al chimentero al preguntarle si en el fondo de su corazón no estaba arrepentido de publicar lo que pasa en la cama de los famosos. Con una postura muy firme, Ventura contestó: “Es mi trabajo. No tenía más remedio que publicar el romance y más cuando fue en la vía pública. Pero uno se pregunta por qué Juana procede de esa forma. Por lo que yo tengo entendido, Gonzalo es muy querido por la familia de ella, sobre todo por la madre y la abuela. Por otra parte, en Juana encontró una familia (el actor chileno, en un corto lapso perdió a sus dos padres) que lo contenía. El tema es que yo no sé hasta qué punto ella está enamorada. El primer bebé que tuvo la pareja no sé hasta qué punto fue buscado. Llegó y, claro, fue todo felicidad. Las veces que ella intentaba dejarlo a él, Juana se encontraba con una muralla difícil de romper: su madre y su abuela, quienes siempre hablaban maravillas de él”.