El senador Miguel Pichetto lanzó su precandidatura presidencial diciendo que la construcción política de Cristina Kirchner es “de centro izquierda” y no tiene “nada que ver” con el peronismo, pero la estructura orgánica del PJ respalda a la ex mandataria y algunos gobernadores que diálogo frecuente con el histórico senador también se solidarizan con su ex líder.
Entonces, el peronismo se enfrenta a un problema grave de identidad, consecuencia de su peor síndrome: la abstinencia de poder, la necesidad de volver a tenerlo para rearmarse como fuerza política.
La figura de Cristina Kirchner encarna un problema para esa pulsión peronista, porque el escándalo de las presuntas coimas no le quita los votos de los leales pero sí le tira varias capas de cemento sobre su techo electoral: le impide sumar.
Por ello, las decisiones que tomen los dirigentes de todas las latitudes peronistas en torno a su ex líder ordenan al mismo tiempo la interna partidaria de cara a la pelea del año próximo por el poder.