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El periodista Nicolás Igarzábal escribió un libro que recopila el nacimiento, auge y caída del histórico palacio de la música que tuvo Buenos Aires. Con testimonios del Indio Solari, Leo García, Ricardo Iorio y Walter Giardino sobre el escenario que marcó un antes y después para la música nacional. Críticas y elogios a Omar Chabán, su dueño
¿Cómo hicieron para pisar un mismo escenario el Indio Solari, Richard Coleman, Ciro Martínez, La Mona Jiménez y hasta el Padre Farinello? ¿Por qué el público tomó como propio un boliche cuyas instalaciones eran pésimas? ¿Qué tuvo Cemento para cambiar el rock nacional?... decenas de preguntas surgen cuando se escucha hablar con tanto ímpetu a aquellos que pasaron por el boliche de Estados Unidos 1234. Historias, anécdotas, sexo, drogas, descontrol, piñas y demasiado rock recopila el libro "Cemento, el semillero del rock nacional", escrito por el periodista Nicolás Igarzábal.
En 253 páginas se recorre la historia de la discoteca propiedad de Omar Chabán con las palabras de sus propias almas, los que tocaron sobre ese escenario, probaron sonido, intentaron entrar gratis y hasta aquellos que vieron los últimos minutos de la póstuma banda en sonar, Sancamaleón, el 30 de diciembre de 2004, la trágica noche de Cromañón.
"Es muy didáctico, un material de estudio para los que nunca pudieron ir", describe y simplifica Igarzábal, de 29 años, sobre el trabajo de investigación que decidió arrancar con recuerdos personales que lo remontan a los 13 años, su primera vez en Cemento: "Fui a ver a Ataque en 1999, era la época del disco de covers Otras canciones, y después fui hasta que cerró en 2004".
Un lugar en el que los contratos eran de palabra con Chabán, un visionario de bandas pero también un hombre que se negaba a arreglar los camarines con el pretexto: "Para qué si después viene una banda de punk y me rompe todo"."Hice 150 notas para este libro y 140 me hablaron muy bien Chabán como productor, como alguien que te daba el espacio cuando no eras nadie, te daba otra chance si ibas a pérdida. Salvo Pettinato ni Vitico, el resto habla muy bien", comenta.
Diversos momentos y distintos climas se leen en las páginas de "Cemento, el semillero del rock". Los primeros tiempos con una Katja Alemann que se paseaba desnuda por la barra, las impresiones de la Organización Negra, las noches de Sumo y el post fallecimiento de Luca Prodan, los primeros ruidos de los ´90 con Babasónicos y La Mancha de Rolando, hasta el final y el intento por levantar de las ruinas al último palacio del rock nacional.
