Se otorgó libertad de acción a los colegios públicos acerca de cómo proceder cuando juega la Selección. “El fútbol será la excusa” para trabajar diversos temas, señaló la directora de la Escuela Nº 17.

La biblioteca de la escuela se convirtió en la principal tribuna de un partido en el que los niños y niñas, rodeados de estanterías con libros, no perdieron jamás la ilusión de poder vivir un triunfo de la Selección argentina, pese al resultado final.

Horas antes, las maestras habían preparado como escenario, el patio techado de la Escuela Nº 17 Gauchos de Güemes, del barrio porteño de Villa Urquiza, en el que habían acomodado un centenar de sillas frente a un proyector con pantalla gigante para poder ver el encuentro entre Argentina y Croacia.

“Vamos, vamos, Argentina; vamos, vamos, a ganar...”, empezó a escucharse en el patio mientras las docentes llegaban con la treintena de alumnas y alumnos de todos los grados del turno tarde que habían quedado, ya que el resto se fue a sus casas a verlo con sus familias.

Las autoridades educativas de la Ciudad de Buenos Aires otorgaron libertad de acción a los colegios públicos con relación a la manera de proceder en ocasión de los encuentros que dispute el conjunto albiceleste en Rusia.

Con camisetas de la Selección, banderas de papel crepé, cintas en el pelo y pintura celeste y blanca en la cara, todos se sentaron y tras el clásico cantito del Mundial, comenzaron a gritar al unísono: “Messi, Messi”, y con palmas acompañando siguieron: “Messi, Messi”.

El apellido de “La Pulga” empezó a desaparecer del patio con los primeros acordes del himno nacional que sonaron en el estadio ruso de la ciudad de Nizhny Novgorod.

“¿Tenemos que cantar el himno?”, se preguntaban unos chicos en un grupito, mientras acomodaban la bandera argentina que les prestó la directora para la ocasión y en Rusia el “Oh-oh, oh-oh, oh-oh, oooooh” de la canción patria se iba agotando.

Otra vez el cantito “Messi, Messi” retumbaba en el patio, pero luego, el silbatazo marcó el inicio del juego, la pelota empezó a rodar, y maestras y alumnos en silencio se apostaron a mirar con la ilusión el tan esperado triunfo.

Sin embargo, ni bien comenzó el partido, la tribuna preparada para la ocasión tuvo que ser abandonada porque se dieron cuenta que la conexión de internet tenía tres minutos de demora con respecto a la tele que tenían en la biblioteca.

Rápidamente, y dejando la pantalla gigante de lado, alumnos, alumnas y docentes con todo el cotillón para alentar al equipo nacional se levantaron y pasaron a la sala donde funciona la biblioteca: allí pudieron ver el partido, en un televisor de unas 30 pulgadas.

El cambio de “tribuna” no fue problema para los chicos y chicas que en milésimas de segundos se sentaron en el piso y dejaron ubicar a los primeros grados adelante.

Tampoco fue problema para Zoe, alumna de tercer grado, cuya única preocupación visible era completar el fixture que tuvo entre sus manos y delante de sus ojos durante los 94 minutos del partido.

“Es la primera vez que veo el partido con todos mis compañeros y por eso lo traje para poder compartirlo”, dijo la niña, que pasados los 30 minutos del primer tiempo se levantó para ir al baño, pero antes, le dejó encargado a su compañera de grado Sofía que anotara si alguno de los equipos hacía un gol.

Al ratito Zoe volvió y su amiga, que juega en un equipo de fútbol femenino de su barrio y se entusiasmaba con la idea de que Argentina le ganara a Croacia, le comentó que nadie había metido un gol.

Durante los minutos restantes del primer tiempo, Zoe no volvió a abandonar el fixture que le regaló su abuela, como así tampoco lo hizo durante el segundo tiempo, sólo una o dos veces lo guardaba en el bolsillo de su guardapolvo blanco para alentar a la Selección.

Ese fixture, en el que Zoe seguirá agregando resultados, probablemente sea el que van a poder usar en la clase de matemáticas, en la que se analizarán los puntos de los partidos, o la diferencia entre los equipos ganadores y perdedores, ya que ver el partido en la escuela forma parte de una actividad recreativa, pero también pedagógica.

Así lo explicó la directora de la institución, Stella Maris Africano, quien además comentó que en clase se trabajan diversos temarios relacionados a la Copa del mundo.

“El fútbol será la excusa para aprender donde está Croacia por ejemplo, o se trabajarán datos generales de Rusia, como ser su tipo de gobierno, su geografía, y también se trabajarán temas transversales como los valores y ahí incluimos la tolerancia, el compartir, el respeto, el diálogo, entre otros”, comentó Africano.

Otra de las tareas que se realizarán mientras dure el Mundial y que comentó la directora de la institución, a la que asisten 249 alumnos entre el turno mañana y el turno tarde, será el análisis del lenguaje en los artículos periodísticos.

Fuentes del Ministerio de Educación porteño contaron que no existe directiva oficial alguna con respecto a la forma en la que deben proceder las escuelas públicas durante los partidos en los que juegue Argentina.

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