Cuando en 1978 el Flaco Menotti convocó a Ubaldo Matildo Fillol para que sea el arquero campeón mundial, su despedida del Millo fue mucho tiempo antes. El Pato jugó para River su último partido casi cuatro meses antes de la concentración mundialista; fue el 11 de enero por el Nacional de aquel año ante Gimnasia de Jujuy. Luego atajaría la Foca Landaburu el resto de aquel semestre.
En 1986, Carlos Bilardo eligió a Nery Pumpido quién estuvo con la camiseta del Millonario por última vez hasta después de la cita en México el 13 de abril ante Ferro por el campeonato local. Luego se metería en los trabajos de la Selección y atajaría el Vasco Goycochea. En ambos casos, el tiempo jugó a favor de la selección.
Esta vez no fue el caso, a poco más de tres semanas del inicio del Mundial, Franco Armani, que ni conoce a sus nuevos compañeros, jugó para River un partido por la Copa Libertadores antes de incorporarse al plantel nacional. Fue el debate de la semana y por eso todas las miradas estuvieron en el arco del Millo.
Si bien está en los plazos reglamentarios y, por ejemplo, Maximiliano Meza jugará en el Rojo el jueves y en Flamengo estuvo el peruano Gustavo Cuellar que irá al Mundial en el conjunto de Ricardo Gareca, la cuestión dominó todas las charlas. El propio Rodolfo D’Onofrio habló del asunto y dijo en la previa que nadie se lo había pedido con anticipación y que por eso no se evaluó la posibilidad.
Así las cosas, Armani, que hasta hace dos meses no estaba en los planes de nadie, hoy generó un tsunami de opiniones. Por ahí pasó la razón para explicar porque a falta de 35 minutos del arranque, cuando el arquero salió a hacer la entrada calor, el estadio que se estaba llenando explotó en un estruendo. Un rato después tuvo que volver a saludar emocionado ya con unos 40.000 hinchas que lo felicitaban por su chance mundialista y recordaron lo que habían cantado varias veces: “Para Armani la Selección”.
La noche del “1” fue tranquila, lo llamaron a los 7 minutos y le sacó un mano a mano a Lucas Paquetá. Arrancó metido y siguió con la misma concentración en esos primeros 45 minutos cortando dos centros peligrosos en un partido donde le llegaron poco.
En la parte final, no tocó la pelota hasta los 28 minutos, al quedarse con un tiro libre de poco peligro que igual lo encontró bien ubicado. Poco trabajo en el partido y muchas repercusiones porque se vienen el mundial.
De este modo, Armani, que sólo faltó el primer partido ante Huracán cuando aún no estaba para concentrar, cerró su primer semestre en River con 21 partidos y 1890 minutos en cancha. Pero los más importante, recibió apenas 10 goles en contra de los cuales apenas tres llegaron en los últimos 15 partidos que jugó, como si aquella gran actuación contra Boca hubiera sido el principio de una historia con destino de gloria.