En está oportunidad, el periodista deportivo Nacho Goano, columnista de C5N y conductor de Fútbol Permitido, explica la relación que mantiene con la fe, su conversión al judaísmo y su vínculo con Dios. Fija su posición sobre la culpa, el pecado y el destino.
-Pienso que poseen un mecanismo de creer en que algo puede suceder. Creo que creen en la providencia, en la casualidad, en la causalidad o en la razón.
l ¿Por qué se convirtió al judaísmo?-Desde que me puse de novio con la que hoy es mi esposa y la cosa comenzó a tener atisbos de seriedad, ya sabía que iba a formar una familia judía, y lo que hice fue cerrar el círculo.
l ¿Dudó en convertirse?-Sí. Un día le dije a mi mujer: "Esta es una decisión que debo tomar para que cerremos el círculo" y ella me respondió: "Mirá que te voy a hinchar las pelotas igual" (risas).
l Hay quienes sostienen que la fe mueve montañas y otros que consideran que es la explicación de la ignorancia, ¿de qué lado está usted?
-Yo puedo tener mucha fe en acostarme hoy mismo con Luciana Salazar. Ahora, sólo mi fe no va a hacer que en este mismo instante, venga Lu en bicicleta y me diga: "Boludo, podés creer que desde que me desperté no puedo pensar en otra cosa que en acostarme con vos". Puede pasar, pero con la fe sola no alcanza. Roberto De Vicenzo decía: "Cuánto más entreno, más suerte tengo" parafraseando su refrán, yo digo: "Cuanto más me preparo para mi trabajo y para la vida, mejor funciona mi fe". Puedo tener fe en conseguir algo, porque no considero que la fe sea algo que sólo tenga que ver con lo religioso. La fe es un motor.
l ¿Usted cree que acá se hacen y se pagan o algunos las hacen acá y no la pagan en ningún lado?-Dentro de mi tengo un pedacito dedicado al odio, del cual no me siento orgulloso. A veces, odio. Bastante difícil debe resultarle la vida a aquel que sabe que en algún momento de esta vida o de la otra va a tener que pagar algo. El problema es del que tiene que pagar, yo no le voy a dar a financiar su deuda.
l ¿Cree que la muerte redime?-Hay ocasiones, cuando manejo voy ensimismado en mis pensamientos y, de golpe, me pregunto dónde estoy yendo. Cuando recobro la atención en la conducción de mi vehículo, me digo: "El señor tomó el auto y lo condujo hasta que yo me diera cuenta dónde estaba". En esos instantes de desatención siento que tengo un Dios aparte.
l Si se encontrará cara a cara con Dios, ¿qué le preguntaría?-Yo acepto bastante su voluntad. Cuando fallecieron mis padres, cuando falleció mi sobrino de 11 años y mi otro sobrinito siendo bebé, mi primera reacción fue enojarme, pero después pienso: "Yo camino bajo la voluntad de Dios, ¿qué puedo hacer?". Soy como el jugador que dice: "Cuando juego, no pregunto y cuando no juego, tampoco pregunto". Yo sopeso las veces que Dios me hizo bien. Si lo tuviera enfrente, no le pediría explicaciones Seguramente, le formularía las grandes preguntas esenciales, como: "Cuando hubo genocidios, ¿dónde estabas?".
l Y si el encuentro fuese con el diablo, ¿qué le preguntaría?-Hay cosas que ocurren. Yo tengo la imposibilidad de pensar de acá a diez minutos. Eso me trae problemas. El presente me es muy presente. Disfruto a pleno cada minuto. Me absorbe el instante. Creo que las cosas son cuando son y cuando no son, no son. Yo peleo por mis ideales, voy hasta el final, porque renunciar es fracasar.
l ¿Qué lo impulsa a hacer lo que hace?