Las once pruebas que apuntan al portero

En rigor, mañana será la tercera declaración indagatoria del portero del edificio de Ravignani 2360 acusado del brutal asesinato de la adolescente Angeles Rawson. En las dos oportunidades anteriores, el encargado se negó a declarar, pero lo hizo ante el juez que estaba subrogando a Ríos, Roberto Ponce. Cabe aclarar que el imputado, en la indagatoria, no está obligado a hablar, lo hará sólo si él lo desea, debido a que se considera un acto de defensa.

Ahora bien, ¿cuáles son las pruebas e indicios que tienen tanto el juez Ríos como la fiscal Paula Asaro contra el portero? Esas evidencias, algunas de ellas de gran peso probatorio, pueden dividirse en once puntos.

1) La autoincriminación. Si bien es discutible en cuanto al valor probatorio que tendrá en un eventual juicio, puesto que no fue realizada en el marco de una indagatoria, la fiscal Asaro dejó constancia en un acta que Mangeri, en la madrugada del sábado 15 de junio pasado, le dijo: "Soy el responsable de lo de Ravignani 2360; fui yo".

2) El perfil genético de Mangeri hallado debajo de tres uñas de la mano derecha de la víctima. Se trata de la evidencia más contundente, no sólo porque no existe otra explicación más que Angeles arañó al portero, sino porque debido al estado en el que se encontraban las muestras, esos arañazos son contemporáneos con el día del crimen de la menor, el lunes 10 de junio pasado.

3) Lesiones en el cuerpo. El portero, según determinaron cuatro médicos distintos (policiales y de la justicia), presentaba especialmente en el sector izquierdo de su cuerpo lesiones compatibles con arañazos, que se denominan estigmas ungulares. Estas lastimaduras fueron, de acuerdo a los mismos médicos, ocultadas parcialmente con quemaduras provocadas con soda cáustica.

4) Contradicciones. En la declaración testimonial, Mangeri cometió varias contradicciones, tales como decir que la mañana del hecho a las 10 subió a su departamento a tomar mates con su esposa, aunque después reconoció que ese día estaba solo. No se acordaba dónde había dormido el miércoles por la noche, entre otras situaciones muy evidentes.

5) El horario en el que sacó la basura: habitualmente Mangeri sacaba la basura a las 19 pero, según contaron tres vecinos del edificio de la calle Ravignani, el día del crimen los llamó para pedirles que ese día lo hicieran a las 17, lo que les resultó extraño. Cabe destacar que el último camión con basura que se dirige al predio de la CEAMSE de José León Suárez parte a las 18.

6) El testimonio de un taxista: el chofer declaró que cerca de las 21.30 del lunes 10 trasladó a Mangeri cinco cuadras, desde Soler y Fitz Roy hasta el edificio de Ravignani. Cuando declaró como testigo, el portero aseguró que a esa hora estaba en su casa. Además, cabe destacar que la hora que señala el taxista es coincidente con el momento en el que fue apagado el celular de Angeles.

7) Mangeri era, según distintas declaraciones, el único que estaba en el hall del edificio de Ravignani en momentos en que se ve a la Angeles Rawson en una cámara de seguridad llegar a su casa.

8) El testimonio de Dominga Torres. La empleada doméstica del departamento de la familia de Angeles declaró que ella estuvo desde las 8.30 en la cocina de la casa y no escuchó ni vio llegar a la adolescente, por lo que se interpreta que ingresó a edificio, pero nunca a su casa.

9) El portero tenía acceso a bolsas de consorcio y en su departamento tenía bolsas de un supermercado del barrio, elementos que fueron utilizados para envolver el cadáver y sacarlo del edificio de la calle Ravignani.

10) Torturas y amenazas: Mangeri declaró que fue, primero, amenazado por un hombre armado con una pistola y un cuchillo que se movilizaba en un Polo negro en la vereda de un edificio en obra donde él también trabaja y que está ubicado frente a Ravignani 2360. Si bien primero dijo que fue el miércoles 12, después se corrigió y aseguró que fue el jueves 13 de junio. En ambas situaciones, en esa vereda había decenas de periodistas, camiones de exteriores de los canales de noticias y nadie vio nada. Tampoco hay evidencias en las cámaras de seguridad de un supuesto secuestro y torturas que habría sufrido el día viernes a una cuadra de su casa y que habría sido llevada a cabo por tres policías en un patrullero.

11) El portero suplente: Mangeri dijo que, pese a estar engripado, trabajó el martes, miércoles y jueves en el obrador del edificio de enfrente. Fernando, que lo reemplazó cuando pidió licencia, aseguró que esos días no lo vio en ese lugar. El acusado mencionó esa supuesta tarea, porque dijo que allí lo habrían amenazado.

Las mencionadas evidencias, entre otras detalladas por la fiscal Asaro en el pedido de detención, serán utilizadas para, posiblemente, dictarle la prisión preventiva, lo que probablemente podría ocurrir el martes próximo. Además, el juez Ríos espera el resultado de los estudios que se están haciendo en muestras tomadas en el edificio, hilos y ropas encontradas en el cuerpo de la víctima y el auto Renault Megane del acusado.

Además, cabe destacar, que hasta el momento no surge ni en las pruebas surgidas del laboratorio ni en los testimonios que ya constan en la causa, la más mínima sospecha de la participación de otra persona en el asesinato. Y las versiones que mencionan al padrastro de la menor, que sí fue investigado en primer momento, no tienen ningún correlato con la realidad que surge de las pruebas.