Señor director:
Soy jubilado desde hace dos años. Al margen de los salarios de hambre, dependemos de los gobiernos como el actual, que fija aumentos de miseria, paliativos que no sirven para nada. La ministro de Economía, el Presidente de la Nación, el ministro de Trabajo deciden nuestras vidas y, en general, nos condenan al hambre.
Lo insólito fueron las palabras de Tomada, afirmando que sólo le preocupa el sector activo. Finalizo expresando que tres millones de jubilados son una tentación importante que no aprovechan lideres políticos ni sindicales. Si estos jubilados tuvieran sentido nacional, harían preocupar a más de un gobernante.
Ricardo Zenobi
Temperley