Los pueblos de Oriente tienen siglos de prácticas en ciertas filosofías que sólo buscan prolongar la vida de forma tranquila y en paz. El hombre de campo tiene algo similar a esa forma de vida. Según dicen, el humus y la fertilidad de la tierra se obtenía del rastrojo que dejaban las plantas sembradas, luego de cosechado el grano. La Naturaleza y otros, muchas veces es como si se ensañasen, con ciertas aéreas, pero ante lo inevitable, le ven la parte buena. Están permanentemente sujetos a inundaciones, huracanes, sequías y determinaciones del gobierno, que le hacen perder las inversiones, el trabajo y el fruto de su esfuerzo. Ante un viento fuerte, que se lleva ‘volando’ el galpón, dice solamente que estaba mal asentado y habrá que reconstruirlo. Una lluvia violenta, se lleva lo sembrado y arrastra el humus. Y así ante lo inevitable, le busca el punto bueno. Es que son cosas que no se pueden cambiar o modificar entonces hay que aceptarlas. Todo depende, de con qué filosofía lo hagamos. Si no hay más remedio, preservemos nuestra salud... Si nos oponemos, no conseguiremos nada y la perdemos.
Martha S. Kelly
DNI 6.437.720