Señor director:
¡Qué cosa más triste es recorrer las calles! Las personas están cada día más intolerantes ya que las preocupaciones se incorporan a diario y a raudales.
Pero eso en parte es por propia culpa. Han ganado, y quienes los pusieron son los mismos que transitan por las calles. Ahora se deben aguantar.
Es su castigo. Pero lo que nos entristece más es ver a los perros callejeros. Van buscando su sustento ya que es la lucha diaria para no morir de inanición. Los vemos de todos los tamaños, colores y “marcas”. Algunos caminan con lentitud, como cansados y agotados. Otros se imponen a los demás por ser más grandes y estar todavía en forma.
Pero el tiempo los deteriorará de la misma forma. Ya no hay en las basuras domiciliarias tantos restos de comida y menos de asado. Lo triste es que sabemos y conocemos el final de esos animales: caerán bajo las ruedas de un auto. Con suerte morirán rápido; otros quedarán sufriendo durante horas. Total es un perro, y para qué perder tiempo y dinero. Pero son seres, y muchos son mejores que los humanos. Tienen algo que se llama fidelidad y brindan amor sin esperar recompensa.
Niurka I. Soarez
DNI 10.483.533