Señor director:

“Mi derecho termina, donde comienza el de los demás”. Es una de las bases de la convivencia humana. Eso nos diferencia de los animales ya que ellos marcan su territorio por medio de la fuerza. No tienen otra forma de hacerlo.

Pero el ser humano... pocos... la tienen. Cuando nació la teoría de que el lápiz rojo traumatizaba a los niños, las siguientes generaciones se perdieron. Se encontraron con una puerta abierta que los conducía a no sabían dónde y allá cayeron en vuelo libre. Han creído que el mundo les pertenecía y lo han querido tomar. Pero se encontraron con límites que no han aceptado. Ya no saben distinguir entre el bien y el mal.

Los padres les mostraron el triunfalismo desde chiquitos y para ellos eso fue la realidad. El golpazo es tremendo. Algunos lo aceptan, otros no. Jamás ha habido un manual para criar hijos y las enciclopedias toman a todos los chicos iguales. No importa la personalidad de cada uno, hay que críalos así. Pero mejor no hacer nada, es más fácil y menos trabajo. La familia y el rol de la mujer se perdió y con ello el andamiaje de la sociedad. ¡Qué lástima!

Lizzy S. Darcy

DNI 25.399.523

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