Clases de remo para los jóvenes de la Villa 21-24

Las mismas están organizadas por el Ministerio de Seguridad y la Secretaría de Cultura de la Nación, con el apoyo de la Prefectura, que pone los botes de competición y los instructores (son parte del equipo oficial del organismo). Son chicos entre los 9 y los 21 años. Hay clases teóricas y prácticas. Además se les realizan controles médicos periódicos. Quienes asisten, finalizan con conocimientos avanzados en doble par de paseos.

Marcelo Guillenea, quien tiene 31 años, nacido y criado en la Villa 21-24, es uno de los encargados de dar las clases junto a los docentes de la Prefectura. El le contó a PORTEÑO DEL SUR cómo se desarrolla la actividad en el puerto Patria Grande de Tres Rosas. “Soy mecánico automotriz y ahora entrenador”, contó.

También relató la particular manera en la que llegó a ser profe. “Me convocaron a remo porque era un referente del barrio. Yo bailaba hip hop. Eso atrae a los chicos y necesitaban un referente del barrio. Como era conocido y los chicos podían seguirme, me convocaron para llevarlos a los chicos. Mi trabajo era pasarlos a buscar, casa por casa, llevarlos y dejarlos en el puerto. Me fui metiendo en el tema de a poquito. Empezó a gustarme hacer remo y me metí. Gente de Prefectura me ayudó en la capacitación. Me enseñaron y pasé al agua, a ser profe de los chicos. Eso es lo que soy hoy”, recordó.

Es en un muelle de fierro instalado en uno de los recodos “escondidos” del Riachuelo que los jóvenes toman las clases gratuitas de remo. El agua tiene ese color raro: mezcla de la contaminación y los plásticos que allí flotan. Desde los márgenes del río, los habitantes de la villa miran las clases. Este deporte náutico es atractivo. De eso no hay dudas y ellos lo comprueban cada fin de semana.

“La idea -contó Guillnea- surgió de parte del Ministerio de Cultura y también el Ministerio de Seguridad de la Nación con gente del barrio. Marcelo Ceolla, de Seguridad, es alguien que hoy nos está dando una gran mano. Ya hace seis años que estamos trabajando en la Escuelita de Remo”.

El profesor y referente además aseguró: “Usamos el remo como herramienta de inclusión social y espacio de contención y valores. Las clases, a las que asisten entre 15 y 18 chicos, son todos los sábados de 10 a 13 en la zona de Tres Rosas, manzana 28 bis de la Villa 21-14. Este deporte tiene una particularidad. Es que es los fines de semana. Eso me cambió la vida. Yo era un pibe como cualquier otro y los fines de semana salía. No tenía bien definidos los valores, los principios y las convicciones. Dedicarme a esto me cambió la vida: de la noche al día, si es que vale la frase. Ahora trabajo mucho los sábados y los domingos. Entonces tengo los fines de semana ocupados por el laburo. No queda otra, jaja. Pero como me gusta tanto, no me molesta. Y creo que es un excelente proyecto y un fenomenal lugar de contención especialmente porque se hace los sábados y domingos. Eso implica que para un adolescente se le corta un poco el baile, las salidas, el alcohol, las drogas. Le cambia la vida. Ya tiene un objetivo en el cual dedicar los fines de semana. Los tiene ocupados. Obvio que cada uno elige: irse de joda o hacer deporte. Y yo estoy contento porque la mayoría de los que conocen y prueban el remo, lo eligen ante lo otro que no es bueno”.