Patricios - Pompeya
Una pequeña y modesta institución busca perdurar y crecer en Pompeya y sigue con las mismas buenas tradiciones que perduraron de generación en generación. Ahora tienen un sueño: techar la cancha de baby fútbol.
Lograr el sentido de pertenencia es lo que buscan los clubes de barrio para poder crecer y seguir adelante. Que los chicos se identifiquen con los colores, que disfruten de pasar el tiempo con su contención y este camino es el que está recorriendo el club Crespo Junior, de Nueva Pompeya, quien gracias al trabajo incesante de su Comisión Directiva, que todos los días le dedica tiempo y trabajo son recibir un solo peso, hoy es una referencia en el barrio y no solo en lo deportivo sino en lo social.
“El club tiene fútbol infantil, escuela de cancha de once, taekwon do, boxeo. Hacemos arte y tango, actividades para la tercera edad. La idea de nosotros es que vengan desde chicos hasta grandes, que la familia sienta que tiene un lugar donde todos pueden participar de las actividades”, le cuenta a Porteño del Sur Javier Akgulian, el presidente de Crespo. Javier es socio, presidente, hincha, fanático y enamorado de Crespo y se esfuerza en todo momento en remarcar que su función dirigencial es una mera formalidad y que él es parte de un grupo.
Compromiso en la sangre
“Nosotros tenemos un compromiso que viene de generación en generación. Nuestros abuelos, nuestros padres, hicieron mucho por el club y nosotros sentimos que tenemos la obligación es luchar para que el club crezca y siga adelante. Yo cuento con amigos de Comisión directiva que son un ejemplo. Que vienen y laburan, que hacen trabajos de albañilería, de electricidad, hacemos de todo”, cuenta Javier orgulloso de sus compañeros.
En la actualidad Crespo cuenta con algo más de cien socios pero sin dudas que necesitan del aporte de todos para sostener los aumentos, el pago de la luz, gas, agua y demás insumos. “No tenemos aporte de nadie más que de los que amamos el club. Nosotros hacemos cenas, rifas, tratamos de poner algo de nuestro bolsillo para que el club crezca. Porque creemos que es el mejor lugar para los chicos, para la familia. Y si el que viene lo ve lindo, cómodo, entonces sigue viniendo y lo recomienda”, dice el presidente. Hoy el club retomó la senda de crecimiento que en algún momento había perdido y sin dudas tiene que ver con el trabajo de este grupo de gente que además genera un vínculo especial con los chicos del barrio.
“Estamos empezando a ver que los chicos tienen ese sentido de pertenencia que tanto queremos y ese es el camino. Los chicos hoy se quieren poner la camiseta, sienten los colores y cuando vos amas algo seguramente vas a hacer todo lo posible para que esté mejor”, cuenta Javier.
Hoy el sueño de Crespo parece difícil de cumplir pero no imposible. “Nosotros hoy lo que queremos es techar la cancha de baby para poder meter una actividad más. Eso nos va a dar mayor cantidad de gente en el club, le vamos a poder dar una actividad diferente al socio. Sabemos que es difícil, sabemos que es complicado, pero con el corazón que le ponemos a todo estoy convencido que lo vamos a lograr”, cuenta su presidente para quien no parece haber desafíos sin poder cumplir. Y no es para menos, es que el compromiso que le ponen a cada día en el club hoy es el fruto de ese crecimiento.
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