En la escuela Taekwon Do Centros de Entrenamiento y Salud (TKDces), ubicada en 24 de Noviembre 2279, cada semana se lleva a cabo la enseñanza de un deporte oriental que es un aprendizaje de vida.

Afuera, las quejas habituales de una ciudad que se apaga lentamente y deja ver la última claridad de un cielo invernal. Adentro hay risas y chistes de un grupo de chicos. Se sienten como si el tiempo no pasara. Practican un par de patadas y golpes de puño en un salón con un piso de goma. Siguen las órdenes de un instructor que les festeja cada paso. Ese festejo les llega como un impulso, uno más en un espacio en donde la integridad prima y el deporte funciona como una excusa para encontrar motivaciones.

En la escuela Taekwon Do Centros de Entrenamiento y Salud (TKDces), ubicada en 24 de Noviembre 2.279, se dictan clases de taekwon do para chicos con capacidades diferentes.

TAEKWONDO ADAPTADO

“Lo que se adapta es el taekwon do hacia ellos”, prefiere Héctor Avendaño, director de la entidad. Un lugar en donde se construye un camino que esquiva discriminaciones.

“Fuimos aprendiendo de nuestras ganas de poner un granito de arena”, simplifica sobre el comienzo de la actividad, en diálogo con Porteño del Sur. El proyecto que empezó hace cinco años tiene dos clases semanales (martes y jueves de 17.30 a 18.30) y lo que se busca, además de la enseñanza del arte marcial, es una contención para los alumnos.

En la escuela se pueden construir lazos y también pasar un agradable momento en la práctica de la disciplina bajo el ala de una de las más reconocidas en la Ciudad de Buenos Aires.

TAEKWONDO ADAPTADO

“En principio se busca una comunicación en común, una forma de entendernos”, comenta el VII Dan Avendaño, mientras recibe la visita de dos alumnos que hace pocos minutos entrenaban en el salón. “Estoy un poco cansado”, dice uno. Lo saluda con un beso en la mejilla, se saca una foto y se va entre el medio de otros compañeros que nunca lo miran con rechazo. Es uno más.

“¡Ellos son puro amor!”, exclama el instructor Matías Antonio Bullón, que se lamenta porque a “los chicos en muchas disciplinas y deportes de contacto se les cierran las puertas y discrimina mucho”.

“No tienen un límite. Los límites se los ponen cuando se los deja afuera de muchos lugares”, reclama. El contacto semanal de Bullón con los chicos se basa en “mucho respeto y paciencia”.

Entre ambos hay un ida y vuelta notorio. Pero también sobrevuela un entusiasmo extra, un adicional. En TKDces también se les otorga la posibilidad de participar en los campeonatos de Taekwon do adaptado, cuyo segundo torneo (Open 2017) se realizó el 29 de abril en la sede del club CUBA, de Palermo.

TAEKWONDO ADAPTADO

Ese certamen demostró, según el organismo que nuclea la actividad en el país, “un crecimiento del 45% en la cantidad de alumnos que se inscribieron”. Ese dato realza “el trabajo realizado en las escuelas de la Federación”.

Mientras la avenida Caseros en Parque de los Patricios comienza a mostrar los últimos movimientos apresurados de la tarde fría de un mes de julio que recién empieza, en el portón vidriado de 24 de Noviembre 2.279 las clases continúan. Para los chicos, su horario terminó, pero saben que el jueves volverán, y con las mismas ganas que demuestran todas las semanas.

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