El chico de 17 años ascendió el lunes a la estación Juramento de la línea D del subterráneo porteño. Lo hizo escuchando música con sus auriculares, conectados a un costoso equipo telefónico I-Phone. En el interior de la formación fue "apretado" por dos pungas.
"Dame el aparato, o te seguimos y te quemamos", le dijeron. El joven debió entregar el aparato y los delincuentes se bajaron en la estación José Hernández. No se trata de un hecho aislado, ya que se calcula que en la Ciudad de Buenos Aires operan unos 1.100 malvivientes que se dedican al "pungueo", recaudando unos 3.600.000 pesos cada jornada.
"La situación es alarmante, porque la cantidad de ladrones callejeros, que operan en los subtes pero también en distintos espacios de la ciudad, se duplicó en los últimos dos años. Cada sujeto logra recaudar por jornada una suma promedio que supera los 3.200 pesos", indicó el abogado Javier Miglino, titular de la organización Defendamos Buenos Aires.
El caso descripto, asimismo, revela que muchos delincuentes ya no sólo se especializan en los hurtos (delitos sin violencia), sino que ahora están utilizando en los hechos amenazas y hasta golpes. "Lo del chico al que le robaron el I-Phone viene pasando cada vez más. De la misma manera que atacan a mujeres, siempre bajo amenazas", destacó el letrado. Desde la cuenta de la red social Twitter, la organización de usuarios "Pungas en el Subte" afirma que en los subterráneos operan unos 600 pungas.
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