Los delincuentes fueron
quienes “bautizaron”
el atraco, inspirados en
el asalto al Banco Río
El antecedente más cercano del robo en la entidad de Belgrano, y aún mayor en espectacularidad, ocurrió en marzo del año pasado, cuando ladrones ingresaron a la sucursal Congreso del Banco Macro, donde violentaron las 218 cajas de seguridad que había en el predio y dejaron pintada con aerosol una frase burlona en la que bautizan el golpe como “el robo del milenio”.
En el marco del golpe, los delincuentes capturaron tres rehenes, anularon las alarmas en el sector donde trabajaron y si bien se encontraron videos de su irrupción al banco, sólo fueron unos pocos segundos porque apuntaron las lentes hacia el techo.
La frase burlona emuló al denominado “Robo del Siglo” cometido el 13 de enero de 2006 en el Banco Río de Acassuso, donde cinco delincuentes violentaron 145 cajas de seguridad y escaparon con ocho millones de dólares y kilos de joyas por un túnel dejando a 200 policías en ridículo. En aquel robo, los ladrones dejaron un cartel impreso en computadora con la frase: “En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es sólo plata y no amores”.
En torno al hecho en Congreso, los investigadores, encabezados por la fiscal de instrucción porteña Viviana Fein, realizaron infinidad de pericias en el banco situado en avenida Callao 264, a poco más de dos cuadras del Congreso de la Nación.
“Estaban todas las cajas abiertas. Y no usaron nada sofisticado, las abrieron a martillazos y barreteando”, dijo uno de los investigadores.
El robo comenzó alrededor de las 22.30 del sábado 6 de marzo, cuando los ladrones aprovecharon que el sereno de la Escuela Superior de Higiene y Seguridad Industrial que funciona arriba del banco, había pedido una pizza. “Cuando bajó a recibir la pizza y el chico del delivery se retiró, los delincuentes lo interceptaron y subieron con él a la escuela”, dijo una de las fuentes.
Como había un indigente durmiendo en la puerta, también lo capturaron y que el tercer rehén fue el hijo del sereno. Los tres fueron encerrados en una habitación, mientras los delincuentes se dedicaron a hacer un boquete en el piso de la escuela con el que llegaron al banco.
Los investigadores creen que los asaltantes tenían algún conocimiento técnico porque anularon tanto la alarma antisísmica, como la que detectan movimiento.