Se denomina "conectividad" al nivel de acceso a internet que tiene una población. Aquí en Argentina hay 32 millones de internautas, que habitualmente usan las redes. La red social Facebook es un fenómeno particular y sólo en nuestro país tiene 20 millones de cuentas. Un número impresionante de usuarios son menores, que se relacionan sin ningún control hogareño o escolar, con dramáticas consecuencias.
Ahora, además, se suma el alerta por el avance de los llamados "grupos secretos", a los que sólo pueden entrar los chicos, sin dejar rastros y con claves especiales, mientras pasan horas interactuando con adultos, que pueden ser pedófilos encubiertos, estafadores o personas que modifican drásticamente su estructura psicológica.
El abogado Daniel Monastersky, especialista en delitos informáticos, explicó a DIARIO POPULAR que el caso de Leonela, cuya familia descubrió con posterioridad a la desaparición que formaba parte de un "grupo secreto" en Facebook, "es paradigmático de lo que viene ocurriendo en la sociedad, con chiquitos hiperconectados a las redes sociales, mientras el mundo adulto no está atento a todo eso, sin siquiera tener en cuenta que son espacios repletos de pedófilos, estafadores o personas que interfieren en la educación de las víctimas, y los ponen en absoluto riesgo".
"La nena formaba parte de un grupo secreto en la red social Facebook. Hay tres clases de grupos: los abiertos, los cerrados y los secretos. En éste último, los usuarios no dejan rastro en la computadora. Tienen claves distintas para ingresar. En el grupo secreto de Leonela, según dijo el propio administrador, un chico de 14 años, hay 20.000 personas. Nadie controla el contenido, ni con quiénes se contactan. Ahí seguro tenemos una enorme variedad de delincuentes. Y los niños están en serio peligro", dijo el experto.
La conectividad mediante computadoras es gigantesca en Argentina, y debe agregarse que hay más teléfonos celulares que personas. Los últimos informes sostienen que hay más de 57 millones de líneas activas. "Los chicos no sólo entran a las redes en las computadoras de los hogares. Lo hacen desde sus teléfonos o tabletas", señaló Monastersky.
"Escuché al papá de Leonela, a su tío y a la mamá. Me parece que hay que destacar que reconocieron que sabían que había algo raro desde que utilizaba las redes sociales. Su padre dijo que no podía decirle nada por temor a que su hija reaccione mal, por cuidar su privacidad. Hay que decir que los padres tenemos la patria potestad, y dentro de las obligaciones, es ineludible velar por su integridad. Hay que cuidarlos, y no exponerlos", dijo el abogado.
Para Monastersky, "el deber de vigilancia para proteger a los chicos no puede faltar, y es necesario un cambio radical frente a la masividad de las conexiones a internet, aún cuando se respeten los espacios de privacidad del niño, pero es un debate que debe instalarse en los hogares, las escuelas y la sociedad en general".
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