No hubo una tercera vía. El kirchnerismo había llegado al fin de semana encerrado entre dos alternativas posibles -ninguna de ellas lo suficientemente seguras- para cerrarle el paso a Florencio Randazzo y garantizar ir a las legislativas sin adversarios en agosto.
En las dos se imponía la necesidad de jugar en el marco del Frente Ciudadano para la Victoria, pero en uno de los casos excluyendo a través de exigencias muy precisas la posibilidad de que Randazzo pudiera competir ahí dentro; una medida que tenía el riesgo de judicializar la discusión y que la justicia terminara habilitando finalmente al ex ministro a competir. Lo más probable.
La otra posibilidad era que en el frente que encabece Cristina no fuera incluido el PJ, dejando así afuera a Randazzo.
Esta postura generaba resistencias dentro de numerosos intendentes remisos a dejarle servido el sello partidario al ex funcionario kirchnerista, por el valor simbólico que ello conlleva, y los fondos oficiales y espacios publicitarios que le corresponden al partido por el resultado electoral de 2015, elección que ganó, dicho sea de paso.
Esta última fue, sin embargo, la decisión adoptada durante un fin de semana y el lunes en que no se encontró un plan C. A lo largo de este martes se dedicaron a darle los últimos retoques a la carta dirigida a Florencio Randazzo, que se difundió al caer la tarde.
Si bien está dicho que no había demasiadas alternativas para definir el pleito, en las huestes del ex ministro no dejó de sorprender la decisión finalmente adoptada.
En rigor, les dejó un sabor agridulce, pues lo deseable para ellos hubiera sido que finalmente les habilitaran la posibilidad de competir. Una alternativa que manejaban era que, llegado el momento y argumentando que no se cumplía su requisito de unidad sin interna, Cristina se bajara de la contienda dejando una figura que enfrentara a Randazzo -¿Daniel Scioli, Verónica Magario?-, con todas las garantías de vencer.
Pero después de la experiencia de Aníbal Fernández, debe haber quedado claro que a la ex presidenta no le ha ido bien eligiendo candidatos.
Con todo, los asesores randazzistas leían anoche una y otra vez la misiva enviada por el PJ bonaerense para verificar eventuales resquicios por donde pudiera filtrarse “un martes 13”. Si bien parece quedar claro que le reconocen los avales presentados y que está en condiciones de competir, tenían decidido anotar otros partidos más, cuestión de estar cubiertos...
Pero si los randazzistas estaban sorprendidos, en la vereda de enfrente, además de esa sensación se advertía cierta desazón, en la que pesaba el sabor amargo de tener que salirse del PJ; una página que muchos de los que vuelven a acompañar a Cristina creían haber dado vuelta en 2015. Porque es más: a diez días del cierre de listas, todavía no está absolutamente confirmado que la ex presidenta sea candidata. Se espera que en la reunión convocada por ella para este miércoles en el Instituto Patria despeje todas las dudas.
Empero, descuentan que sí será candidata, porque a esta altura entienden que no le queda otra alternativa, más allá de que no fuera su deseo original.
Una fuente cercana a la ex presidenta justificaba anoche ante este medio la decisión adoptada argumentando que evitaron que “Randazzo se victimice”; por el contrario, le dejaron el sello partidario y no podrá hablar de “proscripción”.
Un intendente que cuando la escena era dominada por grupos como el Fénix y el Esmeralda amagaba con jugar con Randazzo, pero terminó apostando “a lo seguro”, advertía por su parte que “una vez más se impuso la decisión de la Presidenta (sic) por sobre el debate estratégico. Y como siempre, nadie se animó a contradecirla”. Su decisión fue la de evitar una elección interna “en la que hubiera cosechado 8 de cada 10 votos, mínimo, y en cambio deja vivo y compitiendo a Randazzo hasta octubre”, lamentó.
El análisis concluía dando por descontado que la lista de diputados estará llena de nombres exigidos por Cristina y la convicción de que “si alguien puede festejar es el gobierno, que se aseguró el peronismo dividido que deseaba”
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