El primero en hacerlo fue Martín Guzmán. Hace poco más de una semana, el ministro de Economía se ocupó de confirmarse a sí mismo dentro del Gabinete. Días después, fue Alberto Fernández quien organizó un acto en el Salón Blanco y se sentó al lado del titular del Palacio de Haciendo dándole un verdadero espaldarazo mientras aún sonaban las críticas y el pedido de su cabeza de parte del ala cristinista del Gobierno.
Luego fue el turno del jefe de Gabinete: Juan Manzur —al igual que Guzmán— se ocupó de confirmarse a sí mismo en el cargo. Aseguró que este es “su Gobierno” y se puso a disposición del presidente.
Así, mientras los rumores de un posible cambio de Gabinete que permita “relanzar” el Gobierno una vez más no cesan, dos de los principales ministros se ocuparon de confirmar que siguen firmes en su cargo y gozan de un fuerte respaldo del presidente.
Durante toda la semana previa al fin de Semana Santa —en el que se esperaba que hubiera anuncios de cambios en el Gabinete— el nombre de Manzur sonó fuerte como uno de los que podrían dejar el Gobierno. Puntualmente se decía que el jefe de Gabinete que reemplazó a Santiago Cafiero estaba ansioso por volver a Tucumán.
“Se la pasa más recibiendo a concejales tucumanos que otra cosa”, señalaron quienes aseguraban que tenía los días contados y añadían que muy lejos habían quedado los días en que Manzur arrancaba con una frenética agenda a las 7 de la mañana en la Casa Rosada.
Sin embargo, él mismo se encargó de asegurar que está firme dentro del Gabinete. En realidad, fue por indicación del presidente que Manzur salió a sostenerse a sí mismo. Ocurre que —convencido de que no es momento de hacer ningún movimiento que ponga en evidencia su incomodidad con las acciones de Wado de Pedro dentro del Gabinete— Alberto Fernández optó por jugar otra carta: fortalecer el rol del jefe de Gabinete para tratar de quitarle peso a la figura del ministro del Interior.
Así las cosas, tuvo que descartar la salida de Manzur y la eventual llegada de Agustín Rossi a ese lugar, ya que por ahora prefiere evitar fuertes cimbronazos dentro del Gabinete. La moderación por sobre todo sigue siendo un estilo del flamante padre de Francisco Fernández Yáñez.
El “relanzamiento” de Manzur ya comenzó: este miércoles recibirá al gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, junto al ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis. La excusa es la firma de un convenio para construir una autoría en un tramo de la ruta nacional número 11. La idea es mostrar una foto en la que quede claro que Manzur será el vínculo del gobierno nacional con los gobernadores de las provincias. Manzur y no Wado de Pedro.
También se espera que participe del relanzamiento (un término muy usado por este Gobierno) del Pre-Viaje en su tercera edición, un programa que no sólo sirvió para reactivar el turismo interno sino para congraciarse con buena parte de la clase media argentina. Eso ocurrirá dentro de los próximos días y contará con el acompañamiento del ministro Matías Lammens.
Mientras tanto, Martín Guzmán —el otro ministro que se reconfirmó a sí mismo dentro del Gabinete— está en Washington, donde se reunirá con miembros del FMI y del Banco Mundial, ante quienes expondrá los logros económicos del primer trimestre.
Claro que dentro de esos logros no está incluido el dato de la inflación de los primeros tres meses del año que suman 16,1% lo que permite proyectar un aumento de precios de más del 60% para todo el 2022. Sin embargo ayer el FMI pronosticó que la inflación para la Argentina este año rondará el 48%, mientras que estimó que el crecimiento estará en torno al 4%, un punto más de lo que preveía en enero pasado. Una buena noticia para Guzmán, uno de los ministros que tuvo que salir a confirmarse en su cargo.